Why put a new address on the same old loneliness?

Hoy

Capítulo 1
Hoy

Hoy, el cielo esta teñido de azul claro.
Hoy, el sol brilla con toda su intensidad.
Hoy, las aves son libres de volar.
Hoy hay personas a mí alrededor que ríen.
Hoy hay quienes lloran.
Hoy el viento sopla, moviendo suavemente las hojas de los árboles.
Hoy el mundo sigue su curso.
Hoy, mi vida es el caos total.

Dejó la pluma suavemente sobre el escritorio y paseó la vista alrededor del cuarto.
Mala idea.
Una sensación la invadió, no podía identificar de donde provenía, pero era molesta, lastimaba. ¿Cuánto tiempo más podría estar con la máscara puesta? ¿Cuánto tiempo más fingiendo?

Hoy, no creo en el amor

Enojada y molesta con las cosas a su alrededor Mariana se levantó de golpe del escritorio. Tomó las llaves de su auto, salió del cuarto y salió huyendo de su casa. Imposible estar un minuto más allí dentro.

Hoy, la tristeza y el enojo me invaden.

Después de dar varias vueltas por la ciudad, decidió que en ese momento solo había una manera de liberar la frustración, o al menos eso esperaba.
Tomó el celular durante un alto y comenzó a buscar el nombre.
Mitzel
Mientras esperaba a que ella contestara el semáforo cambió al verde y se dirigió a su puesto de café preferido, y es que simplemente no podía estar un día sin su café, podría decirse que era adicta a la cafeína.
“¿Qué onda Mariana?” contestó Mitzel que había leído en el identificador el nombre de ella.
“Pues aquí, oye, necesito hablar contigo”
“Claro, cuando quieras.”
“¿Y que tal ahora?”
“Mm.…sí, no hay problema.”
“Excelente, deja compro mi frappe y voy a tu casa.”
“¡Ah! Frappe, ¡Yo quiero uno! Cómpramelo” por supuesto, Mitzel era otra fan del café.
Mariana rió, “claro ahora voy”
“Salep, nos vemos en un rato.”
“Aja”
Y colgó.

A solo unos minutos de la cafetería Mariana subió la música a todo volumen.
Good Charlotte salía de las bocinas con toda intensidad, haciendo que el carro y el corazón de Mariana vibraran al ritmo de la música.
Una pequeña sonrisa brotó en sus labios, ahora solo faltaba un poco de velocidad.
Mirando en todos los espejos descubrió que tenía la calle para ella sola.
Apretó un poco más el acelerador y enseguida sintió la sensación de la adrenalina correrle por el cuerpo. Aquella sensación que tanto le gustaba.
El fin de la calle se acercaba y debía dar la vuelta. Cada vez más cerca, un poco más, a solo unos metros… Apretó el clotch y enseguida el freno, lo suficiente para dar una vuelta perfecta y al mismo tiempo quemar las llantas de su auto.

“¿Qué deseas?” preguntó el hombre en la ventanilla.
“Dos frappes por favor”
“cuarenta pesos”
Mariana dio el dinero y las gracias, pasando a la siguiente ventanilla. Tomó los frappes y se dirigió a casa de Mitzel.

Tocó dos veces el claxon.
Más que suficiente.
Mitzel salió de su casa, la oyó gritar un “Regreso” y se encaminó hacía el auto.
“Hey bitch, wassup?” saludó Mariana.
“Nada interesante, pero al parecer tu tienes algo que contarme”
“Sip, vamos a dar una vuelta.”
“Adelante.”
Mariana arrancó.
“Haz estado quemando llantas ¿verdad?”
“Algo” rió Mariana.
Mitzel suspiró y volteó a verla. A pesar de la sonrisa había tristeza en sus ojos.
“Directo al grano” le dijo, “¿Qué sucede?”

Hoy, el mundo me ha dado la espalda.