Cuando Dos Mundos Se Cruzan

13 de Mayo del 2007

Estaba yo en un lugar extraño, ni yo misma sabía dónde estaba. Era un lugar raro, pero a la vez hermoso. Un extenso campo verde, cubierto encima por un pulcro cielo azul, en el cual pareciera que nunca se asomaran las nubes. Detrás de mí, o mejor dicho, del lugar en el que yo estaba, habían unas empinadas colinas, cubiertas de pasto; y después de ellas, en otras colinas más bajas, habían fértiles campos ya sembrados y otras colinas cubiertas de flores de distintos colores. Alrededor mío, el lugar se encontraba rodeado de pinos. Definitivamente, el lugar era magnífico, yo lo miraba con devoción.
De repente, en medio de la nada, un rayo de luz se asomó ante mis ojos y me encontré con la criatura más bella que jamás había visto en mi vida: un ángel, vestido completamente de blanco y con alas negras. Era extremadamente pálido, con una media melena ondulada color castaño claro, tomada con una coleta. De cara tenía unos rasgos muy finos, unos labios rojos, gruesos y carnosos, y unos imponentes ojos color verde esmeralda, los cuales eran dueños de una belleza indescriptible.
El ángel, que era extremadamente alto en comparación con mi metro sesenta se asomó delante de mí, mirándome fijamente. Yo correspondí su mirada, la cual era casi imposible quitarme de encima, me había hipnotizado completamente. Luego tomó mis manos y colocó las palmas de las suyas contra las mías, y me abrazó intensamente, sin dejar de mirarme a los ojos. De repente sentí como mi corazón latía al mismo ritmo que el suyo, y sentí en él, una enorme sensación de paz interior, algo imposible de describir con simples palabras. Yo le sonreí, demostrándole lo que me hacía sentir. Él, que me seguía mirando apasionadamente, me correspondió la sonrisa, viendo en ella todo el regocijo que estaba sintiendo y viviendo a su lado.
Y de repente, así como apareció, comencé a sentir como se desvanecía lentamente, sin quitar mis ojos de su vista. Sus manos eran cada vez más distantes de las mías. Y desapareció, dejándome completamente sola en aquel escenario.
Vi como las nubes cambiaban de color. Pasaban de sus habituales tonalidades azules a tomar un abrumador color gris oscuro, con tonalidades más claras, que parecían ser nubes. Un aire frío se vino encima de mí, y entonces, empezó a llover.
Me comencé a sentir sola y busqué al ángel que me robó el corazón, pero la búsqueda fue en vano. No había ni una sola señal de sus rastros. Y sentí como empezaron a desaparecer las cosas que habían en el lugar: los pinos, las colinas, los campos sembrados y las flores. También dejó de llover. Sentí como mi conciencia se iba desvaneciendo completamente de ese lugar hasta que desperté.
Todo fue un sueño. Un sueño simple, pero que jamás voy a olvidar.