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Las Siete Sillas.

One-shot.

La quinta silla terminó en Francia. Ya habían aparecido las cuatro anteriores, en diversos puntos de Europa. Macedonia, Portugal, Inglaterra, Italia, y ahora era el turno de Francia.

Los cardenales y obispos se habían preguntado durante tiempo el origen de las sillas, pero no habían encontrado respuesta alguna.

Lo que no habían descubierto aún era que, las sillas pertenecieron a los Siete Sabios, unos enviados de Dios a la Tierra, para difundir la religión cristiana a los hombres. Cada uno de esos sabios era protegido por el Espíritu Santo, y por lo tanto, las sillas aún contenían parte del espíritu conservado.

Cuando el mundo sufrió el diluvio universal, los sabios escogieron los hombres que Noé debería salvar, y al terminar su tarea, desaparecieron, repartiendo las sillas por diversos puntos de la geografía europea.

Las sillas, desde el 420 aC. quedaron escondidas, esperando la iluminación de los santos que aún estaban por llegar y que serían los elegidos, para ascender al cielo, al lado del creador.

La silla que lo empezó todo, fue vista en Portugal, la cual hizo que el ya difunto salvador de esclavos y pobres, desconocido por nosotros, conocido por sus salvados, resucitara y se posara en la silla, elevándolo hacia el cielo, donde, de la mano de Dios, regiría el mundo moderno.

La siguiente en aparecer fue en Italia, cerca del año 1300 de nuestro señor, la cual escogió un pobre médico que, en mala época vivió, la época de plagas mortales, y de la temida peste negra. Este médico, sin preocuparse de si mismo, sanó y ayudó a todos los moribundos, salvando a muchos y entristeciéndose con la pérdida de pocos. Al morir de la misma peste que él había combatido, la silla lo resucitó y le llevó a su lugar en el cielo, para aconsejar a su creador.

La tercera se dio a conocer en Inglaterra, donde una intrépida jovencita francesa, consiguió ser escuchada y combatió con gran ahínco el ejercito ingles, y finalmente fue ejecutada por hereje, resucitando más tarde para ser llevada junto a su silla al lado de Dios, quien la recibió con gran entusiasmo, por haber demostrado su valía.

La cuarta llegó de la mano de nuestra querida Santa Teresa de Calcuta, quien, siendo lo más austero alcanzable para un hombre, vivió y murió por sus protegidos, por las personas que ella cuidaba, y a quien ella amaba, todas esas personas fueron salvadas, ya fuesen pobres, malheridos, o sin hogar, ella, los acogía. Su recompensa le llegó después de su muerte, cuando resucitó y fue llevada al cielo junto a su silla y a sus compañeros.

Y la última silla encontrada, apareció no hace tanto, en este mismo siglo, en Francia, Paris. Una monja, antes ramera, dedicó lo que le quedaba de vida a curar malheridos, y a acoger vagabundos que vagaban las calles de la sórdida ciudad, despreciada por sus hermanas, por su lúgubre y oscuro pasado, pero agradada por sus agraciados y salvados. Ella fue la quinta que, el día después de su defunción, fue resucitada, y elevada al cielo, con sus antecesores, bajo la atenta mirada de los obispos y cardenales que antes la repelían, ahora atónitos y sabidos de a donde se dirigía; y aún estaban por venir la sexta y la séptima, sin saber donde aparecerían.
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Por cierto, soy agnóstica, solo lo digo, sin dudas.

I'm agnositc by the way, just saying, no doubts now.