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Debajo De La Alfombra.

One-shot.

Pasaron dos semanas y volvió a suceder. Y seguiría sucediendo hasta el fin de mis días. Este tormento nunca me abandonaría, nunca cesaría, hasta que mi último suspiro fuese liberado. Desde aquel oscuro día; cuando todo empezó y empeoró, no dejo de atormentarme, de preocuparme, de sufrir en mi miseria y soledad y de revolverme en mis remordimientos.

No debí hacerlo, no debí terminar así, debí dejarlo pasar y sufrir en silencio, pero quería que la otra persona también sufriese, aunque esto sea llamado egoísmo, lo suyo también era llamado así. Egoísmo y traición; dos pecados que debían ser juzgados, y su condena fue ejecutada, por mi, por mis manos, mis sentimientos, aunque fuese la persona menos indicada, aún siendo el máximo afectado por su acto, el cual dolió como un viaje al infierno.

El remordimiento me perseguiría siempre, el de ese gélido viernes, que condenó mis pensamientos y mi mente para siempre. Desde el momento en que entren casa, chillando su nombre, preguntándome a mi mismo, porqué chillaba desamparadamente si sabia que no obtendría respuesta alguna. Arrastrando mi amargado ser hasta la cocina para refrescarme el gaznate, oí un ruido, procedente de nuestra habitación. Mi alteración fue mayor de lo normal, considerando que él no debería estar aquí, de que en este instante, este, no era su sitio, y menos esa habitación. Al girar el picaporte y entrar en la maldita estancia, deseé no haberlo hecho, ya que la imagen frente a mi era demasiado dolorosa.

Ellos dos, en la cama, abrazados; ese dolor en mi pecho, como si mi corazón se acabase de romper en mil pedazos y todos los recuerdos, odiados, y todas las palabras dulces, asqueadas. Mi rabia tomó la mayor parte de mi y me abalancé contra el demonio que tomó mi amor lejos de mi, inutilizándolo al instante, mientras mi ya odiado amor huía y se escondía debajo la alfombra, sentenciando su final, el cual llegó con un arrebato de rabia y fuerza, y una pieza del inmueble, una silla que usé de herramienta.

Acabé con ambas vidas y eso me perseguiría para siempre.