Amatista

Un nuevo amigo

Todo comenzó cuando aún era pequeña, tenía seis años y estaba en la edad de la plena inocencia. Veía a personas que nunca antes había conocido y siempre los tenía como amigos. Pero según mi mamá yo estaba seguro soñando despierta, pues yo de pequeña no tuve amistades y ahora tampoco las tengo (¿eso importa? No) A la edad de ocho años comprendí que yo veía espectros, podía hablar con ellos y comprenderlos ya que estaban aún en el mundo pues tenían algo que cumplir.

Cuando se lo conté a mi mamá, me dijo que ella ya lo suponía, que ella también había tenido esa habilidad. De ahí fui donde mi hermano y el también me creyó, otro mira-espectros. Pero mi papá, él no lo comprendió, me ignoró el tema por completo, le parecí loca y sin remedio, entonces decidí no insistir más.

Ahora tengo 16 años, voy en el último año de la escuela secundaria ¡Gracias a Dios! Y aún tengo esa clase de amigos, sí, los transparentemente lindos espectros.

¿Mencioné que no tengo amigos aparte de ellos? Creo que sí y si no lo hice, lo menciono ahora: En mi escuela hasta creen que me drogo, que soy adicta a algún tipo de alucinógeno ya que a veces me pongo a charlar con algún transparente que pasa en frente mío como si fuera de carne y hueso, y es así como ellos me deducen loca, se parecen a mi padre que falleció hace poco. Esto me da, obviamente, mala fama y ni ganas tienen de acercarse a mi lado.

Estoy ahora en mi casa, llegó la noche, enciendo la televisión de la sala y me pongo a buscar alguna película de terror: no hay una en lo absoluto. Apago la televisión y entro a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. En eso veo un paquete en mi cama, un regalo supongo y veo como un espectro lo levanta.

- ¡Deja eso ahí! – le ordené y me hizo caso.

Me acerqué a desenvolver el paquete y me encontré con que era un libro de los gruesos que me gustan tanto, fantástico, sí, no había algo más interesante que un nuevo libro, con muchas página esperando ser leídas por alguien interesado en ellas, o sea, yo.

Vi la portada y mis ojos se dirigieron directamente al título: “Transparencia infernal”

- Atractivo nombre para un libro, ¿no crees? – habló alguien detrás de mí.

- Ah! Demonios, odio cuando ustedes hacen eso – le dije a mi nuevo invitado, otro más en la lista.

- Hola, mi nombre es Ryan – me dijo esbozando una sonrisa.

- Hola, soy… ya sabes mi nombre, todos lo saben, no es necesario decírtelo – le dije mirándolo por fin al rostro, directamente a los ojos.

- Sí, lo sé; sólo que alguien llamado Patric me contó que sueles caer en eso, es divertido – dijo el espectro con cara divertida y juraría que sentí rubor en mis mejillas.

- Patric, mi mejor espectro – le dije sin quitarle la mirada de los ojos.

- Uno muy chismoso no – contrarrestó mi comentario – Pero… ¿en dónde estábamos? Oh! Sí, Atractivo nombre para un libro, ¿no crees?

Reí algo divertida, ningún espectro logró eso antes la primera vez que lo conocía, me hacía sentir que a este tal Ryan lo conocía toda una vida.

- Sí, un nombre muy atractivo. Y si me dejas quiero comenzar a leerlo – dejé de verlo a los ojos, me mareaba un poco.

- Yo también deseo leerlo

- Yo lo necesito leer primero, además requiero de concentración, ¿entiendes? – dije en tono molesto, quería que se fuera, de veras quería leer el libro.

- Bien, me voy, aunque no sin antes decirte que a mí no me verás de vez en cuando – me advirtió y se desvaneció.

- Espero que eso quiera decir nunca – murmuré para mí misma mientras habría el libro y comenzaba a leerlo.

// Viento

Cálido pero a la vez frió y gélido. Así califico yo al viento, el viento que a cada rato vacila con mi pelo, el viento que a cada rato me ahoga en la rapidez y el viento que cada noche me trae un nuevo visitante. Y esta no iba a ser la excepción, no.

Sentí una brisa gélida convertirse en viento y a algo, o debería decir, alguien, entrando por la ventana de mi habitación, alguien de cabellos negros como el ébano más puro, de ojos tan verdes como una esmeralda y de tez tan blanca que daba a entender de que era un visitante más, un fantasma más. //

No pude seguir leyendo, la descripción del personaje del libro era igual que la descripción de Ryan, así era él, esto es pura coincidencia, nada fuera de lo común, a muchas personas se les puede describir así, a muchos personajes también, y seguro que a muchos espectros de igual forma.

- … baja a cenar – dijo mi mamá.

Yo ya moría de hambre, desfallecería por un plato de comida, esta coincidencia me aumentó aún más el apetito, me encantaría que la comida fuese mi plato favorito.

- Ya voy, má – grité como respuesta y me dispuse a bajar. Sin embargo un olor embriagante llegó a mi nariz y me hizo perder el conocimiento.

*******************************

- Hija, hija desierta, vamos levántate.

- ¿Qué… qué pasó? – pregunté.

- Te desmayaste hermanita – me contestó en tono sombrío mi hermano, así era él cuando se lo disponía.

- Pero ¿por qué? – quise indagar.

- Lo sabremos nosotros, sí seguro – dijo con tono sarcástico.

- Joshep, deja tranquila a tu hermana – ordenó mi mamá algo disgustada por el comportamiento de mi hermano. Este no soporta un regaño así que salió de mi habitación

– Dime hija, ¿recuerdas algo?

Y de pronto, recordé todo, todo lo que pasó antes de desmayarme, pero sobre todo, recordé el olor de ese aroma, era un olor, además de embriagante, tentador, emitía pasión inimaginable.

- No recuerdo nada, sólo que me llamaste a cenar y te contesté, nada más – tuve que mentir porque no quería tener una entrevista de multitudinarias preguntas todas juntas.

- Está bien – dijo algo tranquila – pero cualquier cosa me llamas – siguió – por cierto ¿no tienes hambre?

- No má, creo que se me pasó – sonreí falsamente – yo te aviso cualquier cosa, ahora quiero descansar un poco – que mentira más tonta mi Dios, pero las madres son tan ingenuas.

- Claro, te dejo dormir, adiós.

Y se fue. Suspiré algo aliviada, no sé a ciencia cierta porque, pero eso sentía, alivio.
Volviendo a recordar ese aroma, era como sí me llamara a hacer algo, a seguirlo, supongo. Aunque… ahora que puedo rememorar, era un olor a perfume de hombre, un olor que al parecer antes había sentido, pero no tan fuertemente… sólo que… ¿en dónde?

Esa pregunta no me va a dejar hasta que le responda, va a dar vueltas en mi cabeza, mejor me relajo siguiendo con el libro:

// Electricidad recorrió mi cuerpo cuando sus ojos se clavaron en los míos, eran tan penetrantes, tan aterradores que no pude soportar más y desvié la mirada.

- ¿Por qué todas las mocosas a las que visito se comportan igual que tú?

- ¿A qué te refieres? – pregunté confundida.

- Temerosas. Y eso que sólo les dirijo una mirada.

- No sólo diriges una mirada, la clavas como queriendo inspeccionar por los ojos.

- Los ojos son las ventanas del alma ¿no es así?

- Sí, pero… - me cortó.

- ¿Pero qué?

- Pero ¿por qué necesitas ver el alma?

- No necesito verla, necesito inspeccionarla, revisarla, sólo un alma pura me ayudará en mi cometido. //

Interesante, mucho, sólo que ya es tarde y mis ojos necesitan descanso.

De repente ese aroma de nuevo pero esta vez no me desmayé, llegué a ver de dónde provenía, quiero decir, de quién.

- Te dije que a mí no me ibas a ver de vez en cuando – Ryan otra vez.

- Yo anhelaba que eso quisiese decir nunca – le dije con tono sarcástico - ¿qué perfume es?

- Transparencia infernal.

- Igual que mi libro, segunda coincidencia – murmuré.

- ¿Segunda? – dijo el espectro.

- Nada, no importa – dije – Oye, ¿por qué todos los espectros que veo pueden hacer cosas que se supone no hacen?

- No te entiendo.

- Todos pueden hablar, todos van vestidos, todos se ven a color sólo que con transparencia y todos tienen un aromas diferente.

- Siempre hemos hablado pero nadie nos presta atención, ¿acaso quieres ver a alguien desnudo?, ¿quién te dijo que éramos TOTALMENTE transparente? Y cada ser, muerto o vivo tiene un aroma.

- Ustedes no son seres, son espectros.

- Pero antes si éramos seres, antes vivíamos. Solamente los espectros que se quedan atrapados en el mundo de los vivos con una misión logran conservar su aroma.

- ¿Cuál es tu misión?

- ¿Por qué te interesa?

- Todos me la dicen, todos, nunca he llegado a no saber la de alguno

- A…

- No digas mi nombre.

- ¿Qué tiene de malo?

- Todo, comenzando porque no me gusta.

- Amatista, no seas así, a todos le gusta su nombre.

- ¿Cómo me llamaste?

- Amatista ¿por?

- Amatista – repetí – esa es una piedra preciosa.

- Tú eres preciosa – sonrió seductoramente, no sabía que alguno de mis “amiguitos” podría hacer eso.

- Ha, búrlate todo lo que quieras, no me ofendes.

- Tampoco quiero ofenderte.

- Claro, cómo no. Si tú no quieres ofenderme, me cambio de nombre a Amatista.

- Bien Amatista, no quiero ofenderte.

- Demuéstramelo.

- No – respondió y volteó el rostro.

- ¿No? Seguro no puedes.

- Si puedo.

- No puedes, ya que si no me lo demostrarías ya.

- Abstente a las consecuencias – dijo y…

*********************

Me besó… ¿Los espectros hacían eso también? Total, si no lo hacían, Ryan no era un espectro, era producto de mi imaginación y si en verdad lo hacían, pues consideraría la idea de que no fue un buen primer beso.

- Si no fueras preciosa no te besaría.

- ¿Los espectros hacen eso? – pregunté, sí, la misma cuestionante de hace rato pero él me la tendría que responder.

- Sólo los que en su vida fueron así

- ¿ah?

- Avezados, robando el corazón de las chicas…

- Ay sí, como no, ahora si me haces reír, tú roba-corazones

- No me creas si así lo prefieres – dijo indiferente – pero recuerda esto Amatista, te necesito para mi misión.

- Todos mis “amiguitos” me necesitan para su misión, pero siempre me la dicen ¿por qué tú tendrías que ser la excepción?

- Sólo tienes que hacer lo que yo te diga que hagas, eso es todo, al final sabrás mi misión, al final.

- Oh! Bravo – anuncié con sarcasmo – cierto, no me vuelvas a llamar Amatista.
- Tú dijiste que si yo no te quería ofender te cambiabas de nombre.

- ¿Creíste que te lo decía en serio?

- Idiota ¿cierto?

- En exceso, espectro querido – dije con evidente sarcasmo – pero tendré que acceder, la última vez tuve un problema por una apuesta con uno de los tuyos.

- Yo no te pensaba hacer absolutamente nada, pero ya que insistes Amatista

- Lárgate! – grité tirando una almohada con la esperanza vana de que le hiciera daño, en fin el ya está muerto.

- Si así lo prefieres.

Y en unos segundos se desvaneció. Espectro de los mil demonios, nunca me ha pasado algo así, siempre me llevo bien con todos; aunque ninguno me ha hecho reír, me ha provocado un rubor… o me ha besado, como este.

Me pregunto… ¿por qué no me querrá decir su maldita misión?¿qué tiene de malo que lo sepa si desea que lo ayude?

Que fastidio, es la primera vez que desearía no ver fantasmas, no tener que ayudarlos… es la primera vez que deseo ser una chica normal.

Un ruido extraño se escuchó. Volteé a ver que era y me di con la sorpresa de que las hojas de mi nuevo libro estaban pasando solas. Creo que seguiré leyendo, se pone cada vez más interesante.

// - ¿Qué te hace pensar que yo tengo un alma pura?

- Tu mirada inocente.

- Puedo tener una mirada inocente y ser la peor persona del mundo.

- Tu mente no está corrompida por pensamientos impuros.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

- Soy un fantasma, con solo verte a los ojos se muchas cosas.

- No me veías a los ojos, me clavabas una mirada.

- Y ya te dije porqué lo hacía.

- No me interesa tu cometido, busca a otra persona que te ayude.

- No puedo, toda son unas zorras. Ninguna de ellas tiene un alma tan pura como la tuya.
- Deja de decir eso y vete de una vez.

- Volveré.

- Espero que no, eres indeseable.

De un momento a otro desapareció, dejándome tranquila. El ambiente tenso que había causado se fue desvaneciendo poco a poco. Este espectro es alguien misteriosos, pero aterrador. No deseo verlo nunca más. //

- Yo tampoco quisiera volver a ver a Ryan otra vez. No es aterrador pero si muy misterioso – dije para mí misma.

Ahora sí me acosté, cerré los ojos y caí en los brazos de Morfeo.
♠ ♠ ♠
Continuación: lo más pronto posible

Espero que les guste. Saludos, inspiración!