Groupie (with the sex)

Capítulo XI.

A eso de las cinco de la tarde volví al edificio, luego de haber almorzado con Jeremy y Beth, y luego de haber tenido una sobre mesa de al menos tres horas. Aún había mucho que contar.

Con un bolso en el hombro y una pequeña caja con un par de accesorios de escritorio entre al hall e instintivamente miré hacia todos lados, buscando al chico de la mañana. Sabía que si no reconocía a quien se parecía, o donde lo había visto antes, la duda me atormentaría incluso en sueños. Soy una persona demasiado curiosa como para mantener dudas de ese calibre. Al ver que no se encontraba en ese piso subí al ascensor hasta el piso cinco. Había menos gente que en la mañana, pero el sonar de los teléfonos y las conversaciones seguían saliendo de las múltiples oficinas. Abrí la puerta de la oficina que ahora sería mía y me encontré con Britanny sentada en su escritorio, con un par de audífonos puestos y leyendo un libro. Al verme entrar se los quitó y se puso de pie de un salto.

_Déjame ayudarte._ tomó la caja de mis manos y la dejó sobre mi escritorio.

_Gracias._ hizo un gesto de despreocupación antes cerrar un poco las persianas del ventanal, ya que el sol del atardecer comenzaría a entrar luego.

_Frederic me entregó esto._ me estiró una carpeta blanca. La abrí y vi un horario, y otros papeles más. Me sorprendió ver qe no trabajaría todos los días, sólo los Lunes, Martes y Jueves, y si me necesitaban en caso de emergencia tenía un horario extra._ No te preocupes por esos “llamados de emergencia”, suelen llamarte un buen par de horas antes._ asentí, aliviada de saber que no tendría que correr de algún compromiso sin previo aviso, por medio a perder mi empleo.

_Bien, creo que debo comenzar a acomodarme._ dejé el bolso sobre mi silla y comencé a ver los cajones que tenía, aparte de una pequeña repisa alta, de dos vidrios, a mi espalda.

_Yo estaré aquí por cualquier cosa. Estoy traduciendo una entrevista a una banda..._ se acercó a su escritorio y leyó una hoja._ Eths, son franceses._ se encogió de hombros._ Debo omitir el hecho de que jamás los había escuchado en mi maldita vida._ me fijé que ya no llevaba su chauqtea negra de vestir, dejando a la vista sus brazos, tintados en coloridos tatuajes, en su mayoría rosas, calaveras, cupcakes y creí haber visto un pulpo rodeando todo su hombro izquierdo antes de que se volteara.

_Son una especie de metal, la chica es la vocalista._ me miró alzando las cejas._ tenía un par de canciones en mi reproductor.

_Eso es genial._ le sonreí de vuelta y comencé mi labor, acomodando mis papeles, diccionarios, lápices, etc.

Ya cuando no quedaba más que el anaranjado del horizonte decidí que era hora de una dosis de cafeína, y me alegró saber que había un Starbucks sólo a la vuelta de la esquina. Habían al menos diez personas en la fila, lo que me dio tiempo para elegir cual de todos los café sería mi opción esa tarde. Llevaba al menos cinco minutos, y unas tres personas menos en la fila, cuando sentí una fuerte mirada sobre mí. Me giré hacia el costado, pero ahí no había nadie, y cuando giré hacia el otro lado sentí que el bichito de la duda me asaltaba una vez más. El tipo del ascensor, el que me parecía desesperantemente conocido, estaba sentado en la mesa junto a la caja, esperando su café, supuse. Pero con sus ojos azules fijos en mí. Al verse descubierto desvió la mirada. ¿De donde había salido?. Definitivamente no era un ex novio, los recordaba a todos, sumándole al hecho que no había tenido más de tres, deseché la idea. Tampoco un compañero de universidad, o recordaría al menos su nombre. Mi mente trató hacer recuerdos de mis compañeros en el extranjero, pero tampoco me sonaba. Era como si en mi memoria estuviese, algo borroso, tal vez cambiado, pero estaba.

Para cuando me di cuenta era mi turno, así que pedí un moca grande y un par de donas para acompañar, la chica anotó mi nombre en el vaso, pagué, y sin darme cuenta salí hacia el mismo lugar donde se encontraba él, esta vez de pie, observando los múltiples frascos con café en granos sobre el mesón. Pensé en irme hacia el otro lado del local, pero necesitaba seguir viéndolo.

Comencé a jugar con mi celular al sentirme observada una vez más, pensé en textear a Beth, pero recordé que no le había dicho nada sobre el chico misterioso, así que simplemente comencé a pasar los contactos de mi agenda. Estaba en la letra E cuando sentí que el chico estaba demasiado cerca de mí, a no más de un metro. Miré de reojo y sentí como mis mejillas se sonrojaban al volver a darme cuenta de que me estaba mirando. Esta vez me sonrió, sólo para aumentar mi convicción de que lo conocía. Sonreí de vuelta justo cuando lo llamaban por su café, nombrándolo como “Matt”. Algo en mi interior creyó reconocerlo, pero casi al instante dejé la idea, era imposible que las vueltas de la ida me llevaran a él. El tipo se dio vuelta, dispuesto a salir del local, pero dobló el paso y, sin tapujo alguno, se dirigió derechamente hacia mí, con una expresión algo avergonzada.

_Sé que esto te sonará extraño, pero..._ miró hacia todos lados, casi como un tick nervioso._ estoy seguro que te conozco, sólo que no recuerdo de donde._ Calmé el nerviosismo que me había dado la situación antes de hablar.

_Es mutuo._ asintió lentamente, como esperando que siguiera._ Ahm... ¿Ayudaría si te digo que me llamo Mia?_ El chico, Matt, frunció ligeramente el ceño mientras miraba al suelo, como haciendo memoria, y luego alzó la vista hacia mí. Se veía sorprendido, algo confundido, pero estaba sonriendo.

_¿Mia?_ su sonrisa se ensanchó, y pareció demasiado emocionado._ Dios, no puedo creer que seas tu._ lo miré confundida. Pero sólo bastó que le quitara un poco de los bellos faciales, algo de cuerpo, y le pusiera ropa de chico adolescente para que mi vientre diera un vuelco. No podía creer las vueltas del destino.

_¿Matt Silver?_ rió bajando la vista hacia su café, antes de asentir._ Oh Dios, estás... cambiado._ sus ojos azules volvieron a clavarse en los míos.

_Si bueno, han pasado cuanto, ¿Diez años?_ asentí esta vez, tratando de entender la situación que se estaba llevando a cabo, conmigo de protagonista. ¿Era acaso posible que el mundo fuese tan pequeño?_ Y...¿Trabajas en la revista?_ preguntó mientras comenzaba a revolver innecesariamente su café. Me conmovió el hecho de que él parecía más nervioso que yo, siendo él el que había sido bastante conocido en el mundo underground musical por unos años.

_Sólo desde hoy._ Matt alzó ambas cejas rubias._ ¿Y tu?_

_Ya llevo un par de años en el departamento de edición._ aún sentía mis mejillas acaloradas, y por sus ojos en esa zona, supe que él también lo había notado. Una de las chicas tras el mezón llamó por mi nombre, pero fue él quien, al estar máscerca, lo recibió por mí._ Donas, buena elección.

_Gracias._ le sonreí en agradecimiento, justo cuando el levantaba su muñeca, viendo la hora.

_Maldición, debo irme._ Su mano libre pasó por su cabello al decir eso. Sentí algo de desilusión, aún recordaba lo agradable que había sido conmigo esa noche, y parecía teniendo ese carisma y sencillez.

_Oh, está bien._ miró rápidamente hacia la puerta._ Nos vemos en el trabajo, supongo._ Matt sonrió.

_Seguro._ se despidió con un movimiento de mano y comenzó el camino hacia la puerta. No había alcanzado siquiera a digerir todo cuando volvió a voltearse, me miró, y alzando la voz habló._ ¿Qué haces el viernes en la noche?_ no pude evitar abrir mis ojos de par en par, al mismo tiempo que el rubor aumentaba y mis nervios volvían. Algunas personas se giraron a verme, esperando por mi respuesta.

_Nada._ dije avergonzada. Matt abrió la puerta antes de hablar nuevamente.

_¿Te parece bien a las ocho, aquí mismo?_ su mirada estaba fija, esperando. Suspiré, tratando de calmarme un poco.

_A las ocho._ asintió sonriendo y terminó por irse. Volteé hacia el mesón, tratando de ocultarme en algún lugar, pues sabía que probablemente estaba de un rojo fulminante.

_Eso fue tierno, ¿No crees?_ la chica quehabía entregado mi café se dirigió hacia mí, casi suspirando.

_Si... lo fue._ caminé a la puerta y me fui en dirección contraria a él, hacia el edificio. Sentí mis piernas temblar levemente. No podía creerlo, y al parecer, me costaría un par de horas más hasta digerir que me había encontrado con Matt, que me había reconocido... y que me había invitado a salir. Las vueltas de la vida me tenían un poco abrumada, pero lo que realmente me asustó fue imaginarme a Beth chillando y saltando frente a mí. Sí... de seguro eso es lo que haría.
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Final. Me gustaría saber que les pareció, así que pasen por los comentarios, un simple "me gustó" o "apesta" será suficiente ahahah.
Proximamente subiré un fic, con Avenged Sevenfold.