Pérdidas.

Cartas al vacío.

Parece más fácil pensarte que escribirte. Me parece menos doloroso, más intenso, más seguro. Así nadie lo sabe, así nadie supone, nadie opina. Sólo yo, yo sé. Yo sé de tu ausencia, de tu partida, de tus caminos escogidos y tus elecciones maltrechas, de tus caídas y sus secretos más finos. Así pensando en ti, sé entonces que yo existí, que no fui una mentira, que no fui un sueño fugaz, un deseo incorrecto, un poema mal escrito.

Parece más fácil pensarte en la orilla del vacío, en el negro espacio callado, en ese recóndito lugar en donde mi alma ya no es tan propia sino compartida y ultrajada.

Pensarte me hace triste, pero es que mi tristeza me levanta, me lleva, me mira y luego me acuesta. Esta tristeza, que carece de forma y cuyo fondo es profundo, casi infinito, es tan tuya como mía porque (¿) me piensas acaso tanto como te pienso yo a ti (?). No importa escribir, los muertos no escriben pero aún así perciben, (¿) estás tu muerto y por eso me piensas (?).

Yo estoy muerta. De tristeza, de dolor, de ausencia, de tu ausencia. Soy como aquella concha vacía que alguna vez viste en el mar, cuando nadie te veía ni te pensaba. Aquí estoy, quieta y gastada. Triste.

Pensarte es fácil, muy fácil. Nadie sabe. Ni tú. Ni yo.
♠ ♠ ♠
A Juan, que se llevó mi alma.

Copyrights Reserved 2013.