Muñequitas

No soy la más inteligente
ni tampoco la más bonita,
Pero puedo contarte historias
llenarte la mente de ideas
y llevarte a mundos desconocidos
sin siquiera abrir la boquita.

Me gusta pensar que mi isla algún día será lo que fue
y que las niñas no tendrán que sudar tanto
para alcanzar lo que quieren sin desdén.
Porque ya la gente no mira hacia adentro
y si no eres de las más bonitas, ni de las más inteligentes
lamento informarte que no llegarás muy lejos.

Pues, mi isla se alimenta de prejuicio.
Lo sirven en las escuelas todas las mañanas
y te lo meten por el hocico en la televisión.
No puedes vivir, no tienes el derecho
si no aprendes a juzgar, si no controlas la maña.

Y, ¿qué más se puede hacer?
Si ese es mi país.
La isla a la que quiero entregar mi corazón
no lo quiere, porque está muy inflado.

Tengo mucha azúcar en la sangre, y muy pocas neuronas.
O por lo menos, eso me dicen mis padres.

Así que dame un ‘break’, en breve regreso.
Necesito ir a vomitar este queso.
A ver si entonces me olvido de mis historias y cuentos
y me convierto en una muñequita
igual que todos ellos.