Tan adentro.

Hambre De Skittles

-No se, no es que tenga miedo de que me lo robes, sino es que... – continuaba la discusión con Sweet, de toda la oración preferí quedarme con esas tres palabras “me lo robes”. ¿Acaso pensaba que yo era capaz de hacerle eso? No lograba entenderlo, era su mejor amiga, ¿Cómo había podido pensar eso de mí? “me lo robes”; increíblemente ya sentía cierto aprecio a este chico, después de escuchar tantas horas a una persona hablando de alguien lo terminas conociendo de una forma artificial, y lo empezas a apreciar, y aunque seguramente ella lo apreciaba mas que yo, no pude evitar sentir que lo trataba como un objeto, algo con lo que se pudiera agarrar, romper, tirar… perder. Como de costumbre mi cara revelo todo esto.
-Perdón, tienes razón…es mejor que lo conozcas para saber a quien le gusta tu mejor amiga. Hablar tanto me dio hambre, ¿Queres ir a comer algo? –dijo con una sonrisa enorme en la cara.
-¿Hambre? Almorzamos hace una hora ¡Y no fue una comida de fácil digestión!- mientras que decía esto, no pude contener reírme y tocarme el estomago; la lasaña de la tía de Sweet, era una de mis comidas favoritas pero tenia que pasar por lo menos 8 horas hasta que vuelva a sentir hambre.
-¡No hablo de ese tipo de hambre! Hablo de hambre de Skittles –nuevamente no me contuve la risa- vamos, yo invito esta vez.

Así concurrió la mitad de la tarde. Llegue a casa y me acosté en mi cama, mire el reloj y lamentablemente me podía quedar solamente 15 minutos en esta posición, tenia que bañarme, y estar pronta para salir con Sweet y ese chico por el centro en una hora y media. En esos 15 minutos me dedique a pensar con los ojos cerrados, ¿Cuándo me iba a suceder eso a mi? Eso de gustarme un chico tanto, anteriormente había salido con chicos si, pero nunca había llegado a sentir algo de verdad, nunca ninguno me “había movido el piso” de forma de quererlo verlo de día y noche, y haber hecho cualquier locura por el, y eso que yo era una chica muy enamoradiza. Decidí dejar ese pensamiento para luego, ahora necesitaba darme un baño para relajarme y salir, hubiera querido quedarme en la cama, pero se lo había prometido a Sweet.
“No llegues tarde como de costumbre Abie” mientras buscaba el fijador y revolvía el placard esas palabras retumbaban en mi cabeza, tomé un vestido strapless violeta corto, era verano y el calor era insoportable. Agarre el delineador y me delinee como de costumbre, por arriba y abajo, adentro y afuera. Mis padres detestaban como me pintaba, y también mi pelo negro con la capa de abajo toda fucsia así que me apronte para sus quejas apenas baje la escalera.
-Abie, ¿A dónde vas?- me dijo mi madre un tanto confundida. Ultimamente estaba trabajando mucho, y apenas llegaba a casa y tenia que encargarse de mi hermano menor, y esto realmente la agotaba, entonces las cosas se las tenía que repetir mas de una vez.
-Mamá, ya te dije, voy a salir con Sweet al centro.- No pude evitar un tono bastante grosero, apenas solté la oración me arrepentí de haberle hablado de esa forma, y pedí perdón pero detestaba que no me prestara atención cuando yo le hablaba.
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