Tan adentro.

Ese Tontamente Hermoso Chico

Sweet no vivía muy lejos de casa, pero lo suficiente como para tener que tomarme un autobús; con 16 años no era autorizada legalmente a conducir, y mamá se veía demasiado cansada para hacerla llevarme hasta ahí. Asi que tome el dinero, mi celular, los audífonos, obviamente un paquete de Skittles y me fui. El viaje era menos de 10 minutos, en estos trate de recordar el nombre de el chico, y no lo logre asi que desee que el también llegara tarde, un poco mas que yo, para entonces preguntarle el nombre nuevamente a Sweet.
Me distraje escuchando “The Offspring”, una de mis bandas favoritas, y casi me paso. La casa de Sweet quedaba a una cuadra de la parada, pero era de noche y yo era bastante miedosa, y automáticamente tome las llaves y las puse entre mis dedos. El vecindario no era de los mejores, las casas eran normales, todas de un piso, con rejas y unos árboles alrededor de estas, nunca me había dado cuenta de cuanto resaltaba la de Sweet, esta era de tres pisos, de madera y muy bonita. No llegue a tocar el timbre y mi mejor amiga ya se encontraba en la puerta de la casa, y esto me llevo al pensamiento nuevamente… ¿Alguna vez estaría yo tan ansiosa por ver a un chico? Estaba segura que ella no había despegado sus ojos del reloj esperando que sean las 21 para verlo.
-Al fin llegas, tengo un gran dilema con que ponerme y que hacerme en el pelo, necesito tu ayuda urgentemente – quede totalmente sorprendida de que no me dijiera nada por llegar 15 minutos tarde, petrificada – previne que llegaras tarde y te dije que vinieras 30 minutos antes, el llega 21.30 y para esto faltan 15 minutos asi que pone tus pies en marcha.
Largue la carcajada, no lograba comprender como me conocía tanto, mas que yo misma a veces. Nos dirigimos hacia su armario. No había cosa mas bella para una mujer como observar el placard de Sweet, era realmente enorme y tenía millones de prendas. Terminamos eligiendo una remera negra con un bolsillo en la parte superior izquierda con un arcoiris, era una de mis preferidas, y una pollera gris con un cuadrille rojo y negro, y por supuesto unas botitas all-Star negras. Siempre me había encantado su pelo, era de un rubio ceniza claro, largo y se había hecho unos mechones azules que le quedaban realmente bonitos, decidimos plancharle el pelo y dejárselo suelto. Terminamos justo a tiempo, miramos el reloj y era la hora. Pasaron 5 minutos y no llegaba, para calmar la ansiedad de Sweet tome de mi cartera los Skittles y ella me sonrió.
-No te preocupes, yo se que vendrá, el también tiene la costumbre de llegar tarde como tu, la verdad es que son bastante parecidos.- le dedique una sonrisa y la abrace, pero justo se sintió el timbre. Sweet me miro y me dedico una sonrisa enorme. Mientras ella bajaba la escalera me acorde que no le había preguntado el nombre, y no tenia idea de que con que cara ver a este desconocido bastante familiar ya. Me pregunte como seria, Sweet ya lo había describido unas cuantas veces como un chico, pálido, pelo oscuro, alto y de ojos oscuros, pero la curiosidad evitaba esa descripción y me hizo imaginármelo totalmente opuesto a esto. Me senté en la cama, tome los Skittles y espere a que la puerta se abriera.
Y ahí lo vi.
No había palabras para describir su hermosura, eran esos rostros con lo cual te gustaría morir viéndolo. Su piel era perfecta, lisa como una piedra del mar recién pulida, sus ojos oscuros transmitían miedo pero a la vez una travesura. No me salían las palabras, no podía creer lo que me sucedía, era el chico que a mi mejor amiga le gustaba, no podía mirarlo con esos ojos, trate de respirar profundamente y sacarle los ojos de encima. El se veía un tanto confundido, pero indiferente. Desee que ninguno de los dos se diera cuenta de la crisis que sentía en ese instante asi que me pare, pero no pude hacer ningún otro movimiento, realmente estaba en shock y a el no pareció importarle en lo mas mínimo. ¡Que bronca me dio! ¿Qué clase de chico era? Estúpido, estúpido, estúpido. Creído y arrogante. No le había escuchado la voz y ya lo odiaba. Lo odiaba por hacerme sentir de esa forma apenas lo vi, que se diera cuenta y que este no hiciera nada para sacarme de esta situación. Estúpido. Estaba demasiado incomoda y confundida, asi que le dirigí la mirada a Sweet, encontrándome que ella también se sentía incomoda y confundida. Necesitaba tomar aire, no entendía como me afectaba tanto esto. Fue el minuto mas largo de mi vida, y por suerte Sweet interrumpió el silencio
-Abie, el es Zachary. – ¡Zachary! Que nombre mas odioso y horrendo, no había nada que no odiara de el.
Silencio. Fue él el que reacciono.
- Un gusto Abie, Sweet me hablo mucho sobre vos.- no podía creer la hermosa voz que tenia también, sonrió de costado, que lo hizo incluso mas perfecto.
- Si, claro. –mientras decía esas palabras me di cuenta del mal momento que le estaba haciendo pasar a Sweet, no se me ocurría que mas decir e igual intente comportarme como debía – ella también me ha hablado mucho sobre ti, es un alivio por fin conocerte.
¿Alivio? Que palabra mas inadecuada para el momento. No quería pensar en eso.

- ¿Listos? – nos dijo con una sonrisa. Había olvidado que nos iríamos al centro. Le dedique una sonrisa, y pude ver que el hizo lo mismo. – Tendrán que esperar 5 minutos mas…necesito ir al baño. – no pude evitar reírme, pero si mirarlo, con escucharlo bastaba…él también estaba riendo.
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Taaan tipico!