Perfect Enemy

003.

El agua caliente terminó de sacarme de mi ensueño, tratando de relajar un poco los músculos de mi espalda, brazos y piernas. Cada parte de mi cuerpo parecía ser conciente de que ya había pasado una semana desde la carta de Matt, y aunque había pedido a Brian para retrasar la fecha, sabía que no sería más que un par de días. El tiempo se acaba y los días se pasaban peligrosamente rápidos. ¿Porqué cuando no quieres que llegue una fecha, el tiempo pareciera querer joderte aún más acercándola vertiginosamente?. No sería cualquier día, sería el día en que Artemis se iría de mi lado, el día en que ya no me miraría con cariño por las mañanas, el día en que la perdería.

Trataba de hacer que cada segundo contase, que cada noche se hiciese eterna, y las bolsas bajo mis ojos lo demostraban. Ya cuando ella se rendía ante el cansancio mi mente seguía despierta, cansada, pero sin querer perder esos segundos concientes a su lado. Me había pasado casi la noche entera simplemente observándola dormir, y cuando despertó por la toz, cerré mis ojos, tratando de parecer dormido, hasta que volvió a caer sobre la almohada, con su mano apoyada sobre mi pecho.

Muchas veces había visto la relación entre Matt y Val, o Brian y Michelle, y me preguntaba qué se sentiría amar de esa forma. Nunca creí que me enamoraría… maldición, ¿Qué chico espera enamorarse?, nunca hablé con mis amigos de cuánto podríamos o no desear una chica a la cual querer, la mayoría de las conversaciones eran más bien sobre sexo, y dejábamos las idealizaciones absurdas o futuros con hijos para las chicas.

Cerré la llave y luego de pasarme la toalla por el pelo la enrollé en la cintura. El reflejo en el espejo era el mismo de siempre, tal vez algo más cansado, pero nada muy grave, la misma carcasa de todos los días. Los pensamientos venían en mareas… la carta, la pelea, el barrio, el cumpleaños de Art… una vez más me detuve ahí y repentinamente no me reconocí. Era una maldita colegiala perdida en vez de un chico de veintitrés tratando de lidiar con un jodido problema. Tenía que enfriar mi mente, no podía pasarme todos los días pensando en que el juego terminaría, siempre lo supe, sólo que nunca imaginé que mi juego se me iría de las manos.

El calor subió a mi cabeza peligrosamente, y antes de poder controlarlo mi puño fue directo hacia el espejo, haciendo que el ruido de los vidrios quebrándose bajo mi piel retumbara en todo el baño.

_Mierda._ maldije llevándome la mano al pecho y quitando un trozo de espejo que se había enterrado en el costado. De seguro Art había escuchado, el departamento no tenía suficientes aislantes como para poder opacar el maldito espejo quebrándose.

_¿Zack?_ la voz alterada de Art atravesó la puerta del baño, seguido de pequeños golpes en la madera._ ¿Qué pasó?, ¿Estás bien?_ traté de pensar en algo, una nueva mentira para decirle._ Maldición Zack abre la puerta_ dijo algo más alterada mientras giraba la manilla de la puerta. Estiré mi mano buena y quité el seguro, segundos después Art estaba de cuclillas frente a mi, tomando la mano herida entre las suyas más pequeñas y finas.

_Estoy bien, me resbalé y…_ dejé la oración a medio terminar, esperando que con eso dejara las preguntas y quedara tranquila._ Es solo un corte._ sus ojos verdes me miraron preocupados, a lo que respondí con una sonrisa.

_Siéntate en la cama, traeré algo para limpiarte eso._ asentí ante su tono serio y salí del baño, evitando los vidrios del suelo.

Con algo de alcohol y gasa limpió la herida, una línea de unos tres centímetros que terminaba donde mi meñique comenzaba. Vendó mi mano luego de pegar una gasa firmemente sobre la parte sangrante, y sólo ahí pude ver alivio en su mirada.

_Gracias._ inhalé hondamente, en parte por que la maldita herida dolía, y por que comencé a sentir un olor extraño. Art se puso de pie en un solo salto y salió de la habitación, murmurando algo sobre el desayuno. Alcancé un par de boxers y un polerón antes de salir tras ella. Definitivamente algo se había quemado, la pequeña sala que servía como living y comedor tenía humo en el techo, y luego miré hacia la cocina. Art tenía en la mano un sartén prendido en llamas, y parecía querer llevarlo hacia el fregadero. Rápidamente entré y tomé una de las tapas de las ollas, e incluso antes de que ella se diera cuenta, tapé la sartén, ahogando la llama que había amenazando con alcanzar sus cabellos más largos._ Jamás pongas agua fría en un sartén con aceite caliente._ murmuré mientras desocupaba sus manos y la abrazaba por atrás.

_Quemé los pan queques._ dijo en un tono molesto, pero más parecido a un berrinche de niño pequeño. Lentamente una sonrisa se comenzó a dibujar en sus labios, terminando con una risa explosiva que me contagió.

_Puedo ir a comprar más ingredientes._ logré decir luego de que nuestras risas se calmaran. Ella me dio una mirada algo avergonzada al ver que tomaba mi billetera del mueble, sacando el dinero suficiente como para comprar huevos y harina.

_Te devolveré el dinero cuando Max me envíe algo._ dijo antes de cruzar los brazos en su pecho, apoyando su cadera en el mueble. Traía una de mis camisetas y un par de shorts deportivos, y reparé en cuan atractiva era y en lo afortunado que era al tenerla a mi lado. Un nudo se alojó en mi garganta al pensar que no me quedaba más que unos días con ella y lentamente sacudí mi cabeza, tratando de alejar esos pensamientos de mí.

_No te preocupes por eso._ le dejé un beso en la frente antes de ir hacia la habitación y terminar de vestirme. Debía llamar a Brian, saber si ya había avisado su “lesión” o si lo haría en un par de días, sólo esperaba que las habilidades para la actuación de mi amigo convencieran a Shads.
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Creo que me quedó cortito, pero sigo avanzando para traerles más historia. (:
Gracias por leer.