One life, one chance.

No tenía ningún sentido. Era un buen tipo. Un tipo muy agradable. Era el tipo de persona que te abría la puerta de su coche y se gastaba quince libras tratando de ganar un elefante de peluche para ti. No era el tipo de persona que se olvidaba de llamar. Él tenía razón, yo le conocía desde siempre y sabía que no era así. Esta fue probablemente la razón que tanto dolía.