Tecla

-¡Mal! – grita Blanca con toda su fuerza. Dara corre lejos de ella, todo lo que puede. <Esto no puede estar pasando, no de nuevo, es imposible.> piensa mientras corre. Un callejón. No puede ser. Mira a la derecha y a la izquierda buscando una salida. Nada. Está atrapada, mientras ella se acerca, cada vez mas deprisa – Dara - dice aparentemente tranquila, está a dos centímetros de distancia. Dara no puede más, le da un puñetazo en toda la cara. Desaparece. Entonces aparece otra , otra y otra. Está rodeada, Blanca la coge por el cuello – Quedamos en que no volvería a pasar, ¿ No es así? – aprieta con mas fuerza – Lo has vuelto a hacer, ¿verdad? Maldita tecla! Tendría que matarte! – la tira al suelo haciendo que su cabeza golpee con la pared – ¿En que momento se me ocurrió tener una hija electro? No, espera. ¡Reincidente!- Dara se tapa los oídos y se hace un hobillo en el suelo cada vez mas pequeño – ¡Reincidente! – empiezan a gritar todas las Blanca, siente que le va a estallar la cabeza. Hay odio en la mirada de Blanca, odio puro y duro, no hay nada de el amor que un día sentía por ella. Se acercan cada vez más, ahora algunas gritan “ tecla” otras gritan “ electro”. Una de ellas saca un cuchillo de su bolsillo.

Se acerca cada vez mas, no parece que se lo vaya a clavar, se acerca hasta su oído y le susurra – No esperes que te quiera, nadie te quiere. Porque eres una maldita tecla, sí, eso es lo que eres.- se levanta y se incorpora. Dara masculla palabras indescifrables, no quiere verla de esa forma.

- ¡Y por eso mereces morir! – entreabre los ojos y ve la figura de su propia madre caer con fuerza encima suyo, con el cuchillo levantado. Va a morir.

Grita con fuerza abriendo los ojos, está sudada y agarra la manta con las manos. Se palpa la frente con la mano. Se va calmando mientras intenta ver algo en la oscuridad, las lagrimas corren por sus mejillas y no puede reprimir un sollozo. Se levanta sin hacer ruido. Camina hasta el baño y se lava la cara.

Mirándose al espejo ve que tiene marcas rojas en la cara, probablemente se haya estado arañando durante la pesadilla. Esto tiene que acabar. Se pone unos pantalones gruesos y su chaqueta. Tiene que salir. Baja las escaleras sin hacer ruido, y cierra la puerta detrás suyo. Se dirige hacia abajo por su misma calle. Cuantas veces ha hecho lo mismo. Se dirige a la casa de Jim, está decidida a contárselo. Se planta delante de la puerta de su amigo, sabe que no puede llamar a estas horas o pensarían que es una descarrilada, bastante tiene con ser una electro.

Saca una de sus piedras que guarda en el bolsillo, otra cosa que no puede saber nadie. La tira contra el cristal, es pequeña pero hace ruido. Nada. Tira otra, nada. A la tercera, alguien abre la ventana. Aparece la cabeza molesta de un chico moreno y alto, ahora no se ven, porque esta oscuro, pero tiene unos ojos verdes preciosos. - ¡Jim! Soy Dara – le susurra moviendo los brazos y las manos. Jim le hace la señal de esperar y vuelve a entrar. Al cabo de unos minutos aparece en la puerta de la casa.

Definitivamente se está quedando bajita, este último año Jim ha crecido tanto que parece mucho mayor que ella, y eso que solo se llevan un año. También este año, ha hecho un cambio radical, Dara está segura de que muchas chicas andan detrás de él. Lo nota por las miradas de envidia cuando se cruzan con ellos. Es su mejor amigo desde que nacieron, es como su hermano. Ella es hija única, y le habría encantado tener hermanos. Jim tiene dos, una mas pequeña y uno mas grande. -Perdona, ¿te he despertado? - le pregunta Dara con voz inocente. Jim la quiere mucho, estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, pero estos días se está acostumbrando a despertarlo a las tres de la noche. Él lo entiende, está pasando por lo mismo. Pero a Dara le afecta mas, no se sabe por que. Se ve que Dara tiene la parte electro mas desarrollada que él. No es una cosa buena, no en Mercuria. - Dara, son las tres de la noche. ¿Tu que crees?- ella se recoge un mechón de pelo detrás de la oreja. Su sonrisa se ha apagado – Jim… Me ha vuelto a pasar…- Dara para de hablar para reprimir un sollozo – No se que… Voy a hacer… ¡Soy una tecla, Jim! Un monstruo!- las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas. Jim para de caminar y la abraza. Su camiseta se moja con las lágrimas de Dara – Eh… Yo también soy un electro, ¿recuerdas? – dice mientras le acaricia la cabeza. - Y no digas la palabra tecla. Es un insulto – la estrecha fuerte contra si. Sabe como se siente. Es duro aceptarlo. – Sabes… Mi madre, volvía a matarme… – empieza Dara, pero tiene que parar porque se pone a llorar en seguida. Esconde la cabeza en la chaqueta de su amigo – Era en ése callejón, otra vez…- se separan y siguen caminando. Ella no lo saben pero se dirigen a su casa. Jim piensa traerla de vuelta, es lo mejor para ella - Fue sólo una vez – dice Jim. Dara se pasa la manga por los ojos para secar las lágrimas. Tiene tantas preguntas – Fue lo mejor que me ha pasado en la vida. Y el caso es que… Soy reincidente – dice con mucho esfuerzo. Se nota cansada. Ese día, en el que los dos descubrieron lo que eran, fue sin duda el mejor de sus vidas. -Me llamo Aki – dijo el chico bebiendo de su vaso. Era un día tres por la noche. Como siempre Dara y Jim se habían ido al club con sus amigos. En Mercuria los días se dividían de tres en tres. Cada tres días había un día gala. Los días gala era los días en los que se comía, es decir en el día uno dos y tres anteriores al día gala no había horarios específicos para comer, si uno tenía hambre comía algo. Pero no habían comidas con toda la familia ni se comía mucho. En los días gala tampoco tenían que ir al Centro. El Centro era un lugar donde se aprendían todas las cosas que se tenían que aprender desde que se era pequeños hasta los dieciocho. A Dara le parecía que los días gala eran los mejores. Otra cosa que no podía ir diciendo por ahí. Dara observa al chico indecisa.

En Mercuria nunca sabes quien puede ser un Azul. Se disfrazan de gente corriente para descubrir las anomalías y acabar con ellas. Sobre todo si eres una electro, no hay ninguna ley donde esté escrito pero de alguna forma u otra acaban encontrando la forma de deshacerse de ti. Los hombres de Adeline no sienten ninguna forma de piedad ni nada de eso. Es realidad muchos dicen que son robots. Pero eso estaría en contra de los criterios de la propia Adeline, ella odia a los robots. Por eso está terminalmente prohibido pasar a través del muro de Constanza. Al otro lado están los robots, es decir, los que están mas evolucionados que son como los humanos. En el lado de Mercuria también hay robots pero están programados para hacer determinadas cosas, son más máquinas. Dara no comprende porque hay tanto odio entre robots y humanos, pero el hecho es que sus conflictos se remontan a tiempos remotos. La diferencia entre robots y humanos es que no pueden establecer relaciones humanas, es decir un robot y un humano nunca podrían enamorarse o ser amigos de verdad aunque no hubiera ningún conflicto entre ellos. Pero eso no es así si eres una electro como Dara. Los electro pueden establecer relaciones humanas con los robots, pero es casi imposible que eso suceda ya que probablemente nunca llegarán a verse. Dara y los demás como ella también son capaces de introducirse en cualquier sistema electrónico y manipularlo con la mente, una experiencia que un humano cualquiera no soportaría y quedaría probablemente dañado para siempre.
Pero Dara es tan sensible a las introducciones que eso le provoca pesadillas y para ella es mas difícil esconder lo que es en realidad.

- Se lo que eres – le dijo sin rodeos el chico que tenía delante, mirándola con perspicacia. Dara izo unos pasos atrás asustada < ¿cómo? > no podía parar de preguntarse. Esto era como en sus pesadillas .< ¿Dónde estará Jim?> pensó Dara con el corazón acelerado. Casi sin pensar dejó caer el vaso al suelo y se dirigió corriendo a la puerta <corre> era su único pensamiento. < Es un Azul> pensaba < va a matarte, no se lo pensará dos veces > decía una vocecita en su cabeza. Ya fuera del local se dio la vuelta para ver si su agresor aún la seguía. Y efectivamente estaba allí, a medio metro de distancia pisándole los talones. Dara se puso a correr todo lo que pudo, corría y corría pero el desconocido seguía ganando distancia. Un callejón. - ¡No! – gritó Dara desesperada. No había salida. Ya no veía nada, ya no oía nada. Solo veía al Azul acercarse cada vez más a ella. Lo tenía a pocos centímetros de distancia – Tranquila, no voy a hacerte daño. Soy tu amigo – dijo acercándose despacio hacia Dara. ella no entendía nada. Sin pensárselo dos veces le dio una patada en toda la barriga. Pero el chico consiguió pararla – Dara. para, en serio. No quiero hacerte daño – la chica se asustó aún mas al oír su nombre < ¿me ha estado investigando? > no podía respirar. Le dio otro puñetazo. Este si que le golpeó, ahora sangraba. El chico la cogió por los hombros y la puso contra la pared – Yo soy se los tuyos. ¿No me crees? – ella se empezó a plantear la posibilidad de que le estuviera diciendo la verdad. Se iba calmando. Inspirar, espirar - ¡Dara!- alguien apareció en el callejón - ¡Suéltala! – era Jim. El chico dejó de hacer fuerza contra Dara para girarse. Jim se dirigía hacia ellos a toda prisa, estaba dispuesto a pegar al agresor. El chico se giró hacia Jim con los brazos abiertos hacia los lados, como signo de inocencia. Jim estaba muy molesto, en su mirada sólo había rabia. Le intentó dar un puñetazo en la nariz, pero este lo paró – ¡Jim! – dijo Dara corriendo hacia él – Para. Estoy bien. Creo que puede ayudarnos – pero Jim seguía mirando mal al chico - Eh, calma amigo, no le iba a hacer daño – dijo el chico aparentemente muy tranquilo – No somos amigos – le respondió Jim con desdén – Me llamo Aki. Tu chica me ha dado un buen puñetazo- dijo Aki

masajeándose la nariz – No soy su chica – se apresuró a responder Dara – ¿Como se que no eres un Azul? – dijo Jim, que seguía a la defensiva. Dara no lo había visto así nunca y se sorprendió bastante, al fin y al cabo Aki no había hecho nada malo – Si fuera un Azul, ya estaríais muertos, los dos – a la chica le dio un escalofrío al pensar que probablemente era verdad. Con lo rápido que corría y lo en forma que estaba seguro que era hábil en la lucha. ¿Cuántos años tendría?¿ Veinte? ¿Diecinueve? Se lo veía mucho mayor que ellos. - ¿Y piensas explicarnos que significa todo esto? – Dijo Jim con los brazos en jarra, definitivamente, Aki le caía mal. Cuando lo había visto en el callejón con Dara se había pensado lo peor. Pero ahora veía que probablemente tendrían que hacerse amigos – Se que Dara es una electro. Yo soy algo parecido, y supongo que tu también eres como ella, aunque no lo pareces – respondió Aki examinando de arriba abajo a Jim. - Será mejor que entremos – dijo el chico señalando la pared del callejón. -¿Entrar? ¿A dónde? – dijo Dara que no veía ninguna puerta – Ahora veréis – respondió Aki con tono misterioso. Izo la señas a Jim y Dara de apartarse y se puso delante de la pared del callejón. Entonces unos pequeños triángulos al revés en las extremidades finas de las cejas que Dara no había notado hasta aquel momento se iluminaron de un azul intenso, a lo que respondió un triangulo al revés mas grande, mas o menos a la altura de sus ojos. Entonces casi sin hacer ningún ruido una pequeña ranura iluminada apareció entre las piedras de la pared y se fue agrandando hasta dejar una abertura lo bastante grande como para que pasara a través de ella un humano. Dara y Jim estaban boquiabiertos. - Apuesto a que ninguno de los dos puede hacer eso – dijo Aki dejando ver una pizca de orgullo. El chico les hizo la señal de entrar y Dara y Jim entraron despacio sin dejar de asombrarse a cada paso que daban. Estaban en una sala enorme llena de pantallas grandes y ordenadores con muchos botones. En seguida los dos chicos se sintieron como en su propia casa – Esto amigos míos es el paraíso para los que son como vosotros. Aquí podéis usar libremente todos los aparatos y mostrar vuestras habilidades sin tener miedo de ser descubiertos. Esto forma parte del Triángulo. El triángulo es una asociación de resiténcia contra Adeline, que como todos sabemos es nuestra Presidenta. El Triángulo está formado por gente electro o por gente que simplemente no está de acuerdo con las decisiones de Adeline y de nuestro corrupto gobierno. La asociación permite a los electro de desahogarse y poder utilizar su inteligencia sin miedo, esto ayuda a que no enloquezcan como les pasa a la mayoría que durante toda su vida tienen que callarse lo que son. Aquí descubriréis lo que son las Introducciones, una habilidad que un humano normal no podría soportar. Las Introducciones se convertirán en vuestro mayor pasatiempo ya que permite aligerar todo el estrés y todo lo que conlleva ser un electro. Básicamente consisten en introducirse con la mente en el sistema de cualquier ordenador y controlarlo con la mente. Es una habilidad que iréis mejorando a medida que pase el tiempo, para algunos es mas fácil, mientras que para otros es mas difícil- Aki se paró a coger aliento, mientras Dara y Jim se miraban perplejos. -Aki… Es demasiado arriesgado para mi hacer este tipo de cosas…- empezó a decir Dara que no estaba nada convencida de lo que tenía que hacer. -No te preocupes, esto es como una prueba para vosotros, vosotros probáis. Luego no os pido que os unáis a nuestra organización ni que vengáis aquí a diario – eso fue lo que hicieron exactamente. Jim y Dara probaron las Introducciones, fue maravilloso para ellos. Pero decidieron que no volverían allí nunca más. Cosa que no cumplieron ninguno de los dos. Esa noche durmieron tranquilos y ligeros, esa noche descubrieron lo que estaban destinados a ser, esa noche, empezaron las pesadillas. Jim se está riendo. Dara no comprende por que. Lo que le ha dicho es grave, y le ha costado mucho decírselos, no sabe porque se lo toma todo tan a la ligera – Dara – dice Jim entre risas – Yo también he vuelto allí, tres veces- la chica se sorprende mucho. <¿y se está riendo?> piensa un poco enfadada con Jim por reirse de ella. -No comprendo porque te hace tanta gracia.¡es grave!– dice ella enfadada y le da en el hombro – Es que te preocupas demasiado, Dara. Mira, estamos destinados a unirnos a esa organización. ¿O prefieres volverte loca? – dice Jim mirándola divertido. Dara tiene una cara muy confusa. Ella siempre ha sido una niña buena, nunca se ha metido en problemas. Le está costando entender que tendrá que saltarse muchas normas para ser feliz – Puede que tengas razón – dice Dara pensando que a lo mejor participar en algo contra esa mujer que tanto odia no es tan mala idea – Pues mañana iremos a unirnos – dice la chica de repente muy feliz, le gusta la idea de hacer algo diferente, de ser algo diferente, ser ella misma. Jim se muerde en labio inferior – Oh no – hace Dara tapándose la boca con las manos – Tu… ¡Te has unido! Serás…- pero no termina la frase. Le entran ganas de reir. Al final los dos terminan riendo. - ¿Como has podido? – dice Dara haciéndo ver que está enfadada – Pensaba decírtelo, pero sabía que te ibas a preocupar y he decidido esperar hasta que decidieras unirte tu también – Dara no lo mira a los ojos, se cruza de brazos y se hace la enfadada – Perdoooon – dice Jim aparentemente afectado. Al final se acaban riendo los dos otra vez. Siguen el camino hacia la casa de Dara hablando de otras cosas, ahora que Dara está decidida a unirse al Triángulo, se ha puesto de repente muy contenta. Luego Dara se va a su casa y Jim sigue caminando hasta la suya. La verdad es que se arriesgan mucho saliendo por la noche y caminando a estas horas por las calles de Mercuria, podría estar espiándolos algún Azul, o simplemente podrían encontrarse con malhechores. Tienen que encontrar algún lugar para hablar de sus cosas. Pero ahora que tienen la guarida ( así es como llaman a la sala del Triángulo) podrán hablar allí tranquilamente sin preocuparse de nada. Dara duerme por fin tranquila, y ni ella se imagina todo lo que la espera.