Story of My Life

*Narra John*

Pasaron 3 días y no había recibido noticias de Jessie. Era la primera vez que estaba inquieto por recibir una llamada, que a lo mejor, nunca sucedería. Miento, era la segunda vez. La primera fue en el instituto. Lucy, oh Lucy. Tengo buenos recuerdos, pero era una puta que me ponía los cuernos a la mínima. Mi pobre e inocente yo fue el último en enterarse de lo de David. David, otro cabrón. Estuvo bien mientras duró, y estaba enamorado de ella, pero sorprendentemente, no me costó olvidarla, y no le guardo rencor, por muy raro que parezca.

Volviendo a Jessie...pensé que poner en marcha el plan que se me ocurrió el otro día era una buena opción, así que, enganché la correa a el collar de Chester y salí de casa. Necesitaba saber dónde vivía Jessie para poder llevar a cabo mi mierda de plan, así que llamé a Dakota, ya que mi otra opción era Garrett, pero no me fiaba de sus indicaciones.

"¿Sí?"
"Erm...hola...esto...¿Dakota?"
"¿John?" dijo sorprendida.
"Sí,eh...¿me podrías decir dónde vives? Calle, número..."
"Claro...pero...¿para qué?".
"No preguntes, por favor, ya te lo contaré más tarde, lo prometo".
"Esta bien. Vivo en el número 13 de Waver's Avenue, es una casa roja con la puerta blanca...".
"Muchísima gracias...adiós D".
"De nada, hasta otra".

Calculé que llegaría en 10 minutos, pero me equivoqué, tardé trece. Casi. Si Jessie estaba en casa, sabía que estaría sola, ya que me sonaba de haber oído a Garrett decir que Dakota trabajaba de 11 de la mañana a 5 de la tarde. La casa número 13 era la única rojiblanca, todas las demás eran grises. Me acerqué a la puerta y toqué el timbre. Se oyó a un perro ladrar, era Lucky. Jessie abrió la puerta.

"¿Qué haces tú aquí?" me preguntó.
"Esto...sigo sintiéndome mal por lo del otro día, y..."
"Ya te dije que te perdono...no tienes ninguna culpa" dijo encogiéndose de hombros.
"Me preguntaba si querías venir a pasear a Lucky conmigo y con Chester...".
"Supongo que Chester es él" señaló al pug.
"Sí...¿entonces...?"
"No tengo nada que hacer...así que...sí, por qué no".
"Bien, te espero aquí".

Supuse que fue a ponerse una chaqueta, ya que estaba en manga corta y hacía un poco de viento. Volvió con una chaqueta color menta. Llevaba unas bailarinas del mismo color, una camiseta vintage de Coca Cola y unos vaqueros con un par de agujeros. Si que era guapa esta chica, sí.

"Me gustan los pug" dijo.
"Gracias, los golden retriever tampoco están mal" me reí un poco.
"Gracias, supongo" la miré por el rabillo del ojo y vi que miraba al suelo, sonriendo ligeramente. Me alegré.
"¿A dónde vamos?" pregunté.
"No sé...creo que hay un parque de perros por aquí cerca...podríamos ir".
"Está bien, guíanos" dije sonriéndole.

*Narra Jess*

Creo que me perdí por el camino, ya que tardé más de lo previsto en llegar al parque. John había venido a casa y me había invitado a pasear con los perros y él porque se sentía mal. Ya le había dicho un millón de veces que le perdonaba, que él no tenía ni idea, pero no sé por qué, seguía pareciendo como si me debiera la vida. ¿No dicen que los tíos son más simples? No es que me moleste...pero creo que hablamos el mismo idioma, y me entendió a la primera. Pero bueno, mal tío no sería, cuando se preocupaba por una desconocida.
"Por fin" dijo John, suspirando. "Creí que nunca llegaríamos".

Soltamos a los perros y nos sentamos en un banco. John fue el primero en romper el silencio.
"¿Tienes alguna hermana?"
"Hermano. Uno. ¿Por?"
"¿Y habéis hablado alguna vez?"
"¿De qué?"
"Ya sabes, de tus padres..."
No me podía creer que volviera a ese tema. Me quedé en silencio, pensando. Me vinieron unas ganas terribles de llorar, pero intenté controlarlas. A lo mejor era verdad que tenía que hablarlo con alguien, soltar todo lo que sentía, el mundo no se había parado, y la vida seguía. Ya había pasado ocho meses, tenía que superarlo, por mi bien.
"Lo siento Jessie, de veras que lo siento pero es que..."
"Tranquilo.." dije. Pero al pronunciar la primera sílaba el nudo que tenía en la garganta se convirtió en un mar de lagrimas que empezó a recorrer mi cara. "...tienes razón, t-tengo que superarlo" logré decir entre sollozos. John, mientras, sacó un pañuelo de papel del bolsillo y lo abrió para mi. Me sequé las lagrimas, aunque seguí llorando.
"El mundo se me cayó encima...e-ellos lo eran todo para m-mí" seguí. "Es-estaba mucho m-más unida a ellos q-que J-James, mi hermano".
"Te comprendo..." supuse que John no sabía qué decir, así que intentó consolarme como pudo.
"Re-recuerdo cuando recibí la llamada..." me sequé los ojos y miré a John "...me pasé ca-casi una semana llorando", empezando a calmarme.
John asintió, así que seguí hablando. "Me pongo a mirar fotos a menudo...y lloro" me sequé una lagrima que corría por mi mejilla izquierda. "Siento ser una llorona" sonreí ligeramente.
"No pasa nada" dijo John, sonriéndome de medio lado, también. Puso una mano encima de la que yo tenía apoyada en el banco.
Chester y Lucky seguían jugando por algún sitio del parque, con otros perros.
"Durante el primer mes no veía la luz al f-final del túnel..."
"¿Y ahora?" me preguntó.
"Lejos. La veo lejos."
"¿Sabes? La luz no va a venir a ti por arte de magia...tienes que cavar para salir del túnel."
"No tengo pala." dije, lo que produjo una ligera risa en John.
"Dejando las mierdas del túnel a un lado...tienes a gente que te quiere, y eso ya es suficiente razón."
"Lo sé...pero siento que a veces les estorbo."
"Nadie es un estorbo. Supongo que solo quieren verte feliz."
"No sabes cuánto deseo serlo."
Nos quedamos en silencio un par de minutos, mirando a los perros.
"Vaya...-sonreí- no había tenido una conversación tan sincera en mucho tiempo..." dije y me quité los mocos. "Creo que eres el primero con el que hablo de lo de mis padres..." miré al suelo y se me volvieron a empañar los ojos. No por haber hablado con John iba a dejar de apenarme ni de llorar.
"Me alegro -me miró- ¿quieres otro pañuelo?"