Groupie (with the sex)

Capítulo II.

(Memoria de Mia)

Ya había perdido la voz para cuando el último golpe a los platillos nos avisó que habían acabado. Sabía lo que se venía: nadar contra la corriente. A unos dos metros de la reja pude ver como comenzaban a lanzar las uñetas, baquetas, sus botellas de agua medio vacías o completamente llenas. Traté de deshipnotizarme y me volteé, con dificultad, hasta que les di la espalda y comencé a abrirme paso entre la masa de chicos y chicas con sus poleras, la mayoría de negro y con los cabellos mojados; A la lluvia no le había importado el festival de música que se estaba llevando acabo en ese momento, y a los fans tampoco parecía importarles mucho estar mojados hasta los huesos con tal de ver sus bandas favoritas.
Esquivé con dificultad un par de círculos donde los chicos se golpeaban y giraban al ritmo de las canciones, y recién diez minutos después del comienzo de mi travesía, comencé a caminar sin empujones, con espacio entre personas incluso algunos sentados en el pasto cubiertos por algún plástico, probablemente esperando el turno de la banda que ellos habían ido a ver.

Respiré hondamente, descansando tras el esfuerzo. En el enorme escenario ya comenzaban a instalarse las cosas del grupo que seguía. Si, también me gustaban, pero mi objetivo era otro: Debía conseguir hablar con los chicos de Total Nightmare, así fuese lo último que hiciera. Le pedí un poco de agua a una tipa sentada en el suelo, y luego de refrescar mi garganta comencé a caminar rápido, pasando al trote, hasta que corriendo con todas mis fuerzas llegué a la zona de los buses. Al menos se veía unos veinte de estos, negros, con llamas a los costados, los logos de las bandas. En más de uno me encontré a algunos de los integrantes, pero mi mente tenía un objetivo y debía cumplirlo. Maldije al cielo tener que hacer esto sola. Beth había sido castigada por su padastro, consecuencia de nuestro último escape a una fiesta de egresados a la cual no le habían permitido ir, así que ahí me encontraba yo, sola en New Jersey, sin más que una mochila con ropa interior de cambio y otra polera, un cepillo de dientes, cincuenta dólares, una libreta y un lápiz, algo de maquillaje y la tarjeta de papá, sólo para una emergencia. Le había prometido a Papá irme donde mi prima apenas Total Nightmare terminara su presentación, su casa quedaba a diez minutos en taxi, y él me recogería el día subsiguiente, cuando el festival terminaba. Nadie sabía cuando había terminado, así que tenía un par de horas libres antes de que fuese muy tarde en la madrugada.

El sol aún tenía el horizonte anaranjado cuando un bus igual a los otros, con la diferencia de un enorme estampado de un ángel arrodillado y con sus enormes alas en fuego a un costado, apareció ante mi. Estaba cerrado, y no había nadie en las sillas plegables que rodeaba a una mesa del mismo tipo, con botellas de cervezas vacías y ceniceros repletos. Volví a tomar aire y agradecí internamente el haber tomado créditos de deportes ese trimestre, o habría muerto a medio camino.

_Ya estás aquí Mia. Beth estaría orgullosa de ti._ busqué con la vista algún lugar donde sentarme, ignorando las tenues gotitas de agua que una vez más comenzaban a caer. Arreglé mi enmarañado cabello bajo la capucha de mi polerón antes de sentarme sobre un neumático viejo, a pocos metros del bus. Ahora sólo debía esperar…

La noche había tomado su lugar en el cielo, junto con un puñado de nubes oscuras y voluptuosas, indicio que no dejaría de llover, no en un momento cercano. Los dientes me castañeaban suavemente, mis converse parecían platos de sopa, y agradecí que mi mochila fuese impermeable. De vez en cuando pasaban grupos de chicos al otro lado de las rejas frente a los buses, a unos cinco metros de distancia, pero mi vestimenta negra hacía que me camuflara como cual camaleón contra el bus, donde había decidido apegarme para pasar inadvertida. Estaba quitando el esmalte saltado de mis uñas cuando una linterna iluminó peligrosamente cerca de mis pies. Genial, no había contado con guardias. Tomé mi mochila, tratando de no hacer ruidos, pero como era obvio, mi pie se hundió en una posa de agua, y la linterna llegó de lleno a mi rostro, encandilándome por un par de segundos.

_Hey!_ sonó la voz ronca y al instante, mis piernas echaron a correr hacia la parte trasera del bus. Ningún tipo con linterna y un palo me detendrían, ya había llegado lo suficientemente lejos como para que todo acabase con mi trasero al otro lado de las rejas. Los buses volvieron a pasar rápidamente por el rabillo de mi ojo, sintiendo el firme trote del guardia. Doblé hacia la izquierda, paralelo al bus de una banda bastante conocida, y volví al frontis, recuperando mi destino. Mi tobillo se quejó al pisar un desnivel, y creí que caería.

_Maldito pie._ maldije antes de volver a la carrera, viendo la movida luz de la linterna tras de mi. Fue ahí, con mi vista fija en el suelo para no volver a torcerme un tobillo, que mi cuerpo se detuvo de golpe al chocar contra algo. Algo, que al segundo después pude reconocer como un chico alto y fornido. El grito ya había escapado de mis labios para cuando reconocí quien era. Felix D’nadel, el baterista de Total Nightmare, me tenía tomada por los hombros, igual o más sorprendido que yo.

_Hey, cuidado chica._ dijo con un tono divertido en la voz. No había alcanzado a asumir mi situación cuando el guardia llegó a nuestro lado. La linterna me mostró que Peter, Jacoby, Eric, Stephan y Gabriel estaban ahí también, igual de sorprendidos. El guardia me miró con desagrado y apuntó la luz a mi rostro.

_Ella no puede estar aquí._ gruñó con voz cansada. Felix me giró y me tomó por un costado, haciendo que mi corazón comenzara un trote desigual. Me dio un rápido vistazo antes de responder.

_No te preocupes, Jeff. Ella está con nosotros._ mis ojos se abrieron a más no poder al escucharlo. El guardia volvió a darme su mirada de odio antes de pasar junto al grupo y perderse en la oscuridad._ Y bien… ¿Te lanzaste a una piscina o la lluvia te pilló sin techo?_ un par de risa se unieron al comentario. Debía calmarme, inhalar hondamente y no actuar como una groupie desesperada. Ya tenía suficiente con la vergüenza de haber chocado contra él.

_Diría lo primero, pero sólo fue la lluvia._ mi voz sonó fuerte y clara, y sobre todo, natural. Mi corazón no encontraba un ritmo pausado, pero eso no impedía que pudiese respirar con tranquilidad.

_Oh, Felix corazón de abuelita a la acción._ soltó una voz del grupo, la cual reconocí como la de Peter. Jacoby, Stephan y Eric pasaron por mi lado, cada uno haciendo una mueca divertida o inclinando la cabeza a modo de saludo._ Vamos al bus, chicos, el cielo se abrirá en cualquier momento._ Me dio un golpecito en el hombro._ Tu también, tienes que secarte o morirás de pulmonía. No quiero eso en mi conciencia._ sonrió de lado antes de empujar a Felix, moviéndome a mi también.

_¿La damisela en peligro tiene nombre?_ alcé la vista, sorprendida que el chico hablara por primera vez. Gabriel estaba a mi otro lado, con un cigarrillo entre los labios y apretado dentro de su chaqueta. Comenzamos a caminar hacia el bus, mi cuerpo ignorando completamente el dolor de mi tobillo. Todo era demasiado surrealista. Finalmente los había encontrado, o tal vez ellos a mi, y ahora caminaba con Felix D’nadel a un lado y Gabriel Santos al otro.

_Mia._ dije en forma de respuesta, y casi al instante el baterista rompió en risas. Si, supuse que causaría gracia, sobre todo en la situación en la que me encontraba.

_Tenemos una Miss In Action aquí, chicos._ los de adelante miraron riendo, justo en el
momento en que un trueno rompía el silencio del ambiente, y la luz del relámpago iluminó tétricamente el lugar. Me sorprendió ver que todos estaban mojados, no tanto como yo, pero sus cabellos se pegaban a los rostros, sobretodo Gabriel, quien rodeado de una nube de humo blanco se veía bastante fantasmal, con un par de cabellos castaños cayendo sobre su frente._ Dime, Mia._ disimulé el susto que me había dado al sacarme de mis observaciones._ ¿No tienes alguna amiga escondida por ahí?_ Noté que Gabriel rodó los ojos al escucharlo.

_No, una perdida en acción no debe llevar compañía._ dije entrando en algo de confianza con el baterista. Me sorprendí a mi misma bromeando con ellos. Dios, jamás pensé que actuaría con tal naturalidad. Felix volvió a reir, y me alegró saber que la imagen de chico risueño e hiperactivo que daba en entrevistas y videos no era falsa.

_Es rápida._ Gabriel volvió a hablar, al parecer muy concentrado en no sacar las manos de su chaqueta como para decir más palabras. Llevábamos un buen tramo caminando, y solo ahí me di cuenta de cuanto había corrido arrancando del guardia. Un par de gotas comenzaron a caer, seguidas de un fuerte trueno.

_!Hey, muevan sus sudados y mal olientes traseros al bus! No cuidaré a ndie con pulmonía a la mañana siguiente._ gritaron del grupo que iba adelante, apurando el paso hasta que los perdí cuando doblaron a la puerta negro bus. Felix se adelantó a todos, metiendo las manos en los múltiples bolsillos de sus jeans rasgados._ ¿Lo ven? Siempre dije que no había que entregarle las llaves a este idiota.

_Tranquila, las encontrará dentro del boxer._ esta vez fue Eric quien me habló, divertido al ver la escena que parecía ser común en ellos. Y tal como lo dijo, el chico fornido metió la mano por dentro de sus jeans, hizo un movimiento extraño de piernas, un par de gestos divertidos, y las llaves aparecieron._ Por favor, dime que traes los con bolsillos._ Felix rió bajito mientras metía la llave en la cerradura y abrió la puerta. Stephan fue el primero en entrar corriendo, sin siquiera encender la luz, seguido de él pasaron Peter y Jacoby. Gabriel se asercó a la puerta, pero no para entrar, si no para hacer una extraña reverencia hacia mí, alzando una de sus cejas.

_Damas primero._ sus ojos, de un verde intenso, se clavaron en los míos por una fracción de segundo. Sentí el calor subir por mis mejillas mientras rompía el contacto y subía los anchos escalones. Escuché un par de empujones y una risa ahogada a mis espaldas, pero mi atención se centró en donde me encontraba. Si, esas cosas se ven enormes desde afuera, pero no parecía real que fuesen tan espaciosos por dentro. Justo frente a la puerta comenzaba un sillón burdeo pegado a la muralla de madera clara, que terminaba donde empezaba una mesa cuadrada con sillones pequeños de asientos, estilo restaurante de los sesenta. Siguiendo la misma muralla estaba la cocina con un par de estantes en altura. A mano izquierda había un sillón pegado a la muralla también, acogedor y espacioso. Por el pasillo vi una puerta que supuse era el baño, y hasta ahí pude ver, porque una cortina negra obstruía el paso hacia lo que, por videos y entrevistas, eran las camas. Mi corazón dio un brinco peligroso cuando una mano me tomó desde atrás por la cintura. Y siguió el ascenso al ver que era Gabriel, con la vista fija en la cortina negra del pasillo._ Deben estar cambiándose._ se rascó la frente y dejó el tacto con mi cuerpo para perderse tras la cortina. Eric me dio un golpecito en la barbilla y siguió a Gabriel. Tras de mi, Felix se quitaba el polerón y la sudadera sin tapujos, dejando su torso completamente desnudo frente a mis ojos. A pesar de que solía tocar así en los conciertos, verlo a menos de un metro de distancia era distinto.

_Bien, esperaré que mis chicos terminen de desnudarse antes de ir yo. No voy a dejarte sola, no te preocupes._ sonreí con algo de timidez. Bien, una reacción más entendible._ No solemos traer chicas desvalidas al bus, siéntete afortunada, Mia._ bromeó mientras se lanzaba en el sillón de la izquierda, sacaba unas baquetas del pliegue, y comenzaba a golpearlas contra sus piernas._ Siéntate.

_Estoy mojada._ dije al sentir todos mis jeans estilando. Felix volvió a reír. Obviamente mal entendió mi mensaje.

_Vamos mas lento chica, al menos con un par de cervezas, es muy pronto aún._ rodé los ojos antes de sentarme en el sillón frente a él. Lo estaba haciendo bien, casi podía imaginarme a mis amigos, claro que ellos tenían mi edad, no oscilaban entre los veintidós y los veinticinco. Un golpe sonó de la parte trasera del bus, seguida de risas. Felix alzó las cejas antes de llevar la vista hacia la pequeña cocina, de un salto se puso de pie, asustándome._ Debes estar congelada, ¿Café?_ asentí ansiosa. Eso era lo que necesitaba, un cargado y dulce café.

_¿Café?, Ofrécele alcohol, ¡Idiota!_ la voz vino de entre las risas. No pude evitar unirme al contagioso sonido. Felix dejó el tazón que había tomado, y bruscamente abrió la cortina hasta la mitad.

_Cierra_ un golpe_ tu_ otro_ boca. Voy de a poco._ volvió a cerrar la cortina y volteó a mi, dándome un gesto extraño de simpatía._ Como te dije, no están acostumbrados a tener estrógeno en el bus. De vez en cuando tenemos pequeñas fiestas, pero con la lluvia que nos ha caído las últimas semanas, se hace difícil._

_¿Que ninguno tiene novia?_ pregunté incluso antes de pensar la pregunta, pero el chico no pareció intimidado u ofendido.

_Peter y Eric._ se encogió de hombros._ No se como lo llevan. Personalmente no podría
tener una relación con alguien a quien no veo hace cuatro meses, y que esta en cualquier otro lugar del país menos donde yo me encuentro._ sirvió el agua recién hervida en el tazón y me lo señaló._ ¿Azúcar?

_Si, tres._ asintió y volvió a hablar. Me hacía sentir cómoda, olvidando a momentos en donde y con quienes me encontraba.

_Tampoco somos unos putos._ alzó la vista, como meditando un momento._ No, creo que no._ le sonreí mientras caminaba con mi café._ No es del mejor, el dinero de la comida se va en cervezas y cereal._

_¡Cállate de una puta vez! Terminarás espantándola._ el grito volvió a venir desde tras la cortina, y por el tono de voz, supuse que era Jacoby. Felix me miró, extrañamente, algo cohibido.

_Lo siento, creo que sufro de verborrea._ negué suavemente.

_Está bien. Mi situación no es la más normal que digamos. Que me hables me hace sentir como si no fuese una chica entumecida en el bus de una banda famosa._ giró rápidamente una de las baquetas del sillón entre sus dedos.

_Despreocúpate. Podremos ser famosos, pero somos humanos._ ambos miramos hacia el pasillo, donde Gabriel había salido tras la división, completamente cambiado y seco. Traía una camiseta de Metallica gastada, jeans negros y converse. En su brazo había un par de prendas.

_Creo que debes cambiarte._ alcancé a tomar las pelota de ropa que me lanzó en el aire. Dejé mi café en el suelo y desenrollé lo que tenía entre las manos. Una camiseta de chica con el estampado de Motley Crüe y unos jeans que al principio creí que eran solo a rayas blanco con negro, pero eran de cebra. Miré al chico castaño por sobre las prendas, apoyado en la esquina del mueble y de brazos cruzados, no me quitaba la vista de encima._ ¿Qué?_

_¿Porqué…_ me detuve. Seguía siendo una colada en su rutina, sería impertinente que preguntara de donde había sacado ropa de chica._ Nada._ Felix me miraba divertido desde su ángulo, echado sobre el sillón, con una baqueta siendo equilibrada en la punta de su nariz. Gabriel se enderezó y me señaló la puerta que había concluido era el baño.

_Ahí puedes cambiarte._ me puse de pie y caminé hasta el baño.

_Disculpa el desorden_ soltó Felix antes de que cerrara la puerta tras de mi.
♠ ♠ ♠
*************************************
Asumo que me costó mucho cortar la historia en una parte y que hiciese coherencia, pero creo que quedó bien ahora. Ojalá sigan leyendo. Comentarios y Subcriptores se agradecen mucho :)
(Pensando en subir una historia corta, Fan fiction, que opinan?)