Groupie (with the sex)

Capítulo III.

En lo primero que me fijé fue el fuerte olor a desodorante de hombre. Bastante agradable y entendible si eran seis chicos viviendo en el bus. El lavamanos era alto y tenía un vaso con un par de cepillos dentro, el resto estaban desparramados por el lavado. El váter, como era de esperar, tenía las tapas arriba, y no pude suprimir la sonrisa. Las cerré con cuidado, sin pensar mucho donde me encontraba. Al final del pequeño espacio había una ducha, muy, muy apretada, y sin cortina. Mis mejillas se encendieron al echar a volar mi imaginación. Dejé la ropa seca sobre las tapas del baño y comencé a quitarme la ropa mojada. Sabía que mi sujetador y mis bragas no las podía cambiar, pero tener algo seco encima ayudaría. Dejé mi polerón, mi camiseta y los jeans en el suelo, y rápidamente, por miedo a que alguien entrara, me puse la polera de Motley Crüe. Me quedaba bien, un poco ajustada en el busto, pero no podía hacer nada contra eso. Los jeans eran, sorpresivamente, de mi talla, ajustados a las pantorrillas como la mayoría de mis pantalones. Vi mi reflejo en el pequeño espejo sobre el lava manos. Mi cabello negro estaba desordenado, así que con los dedos traté de peinarlo, a sabiendas que no podía hacer mucho si no tenía un cepillo, y ahí no había ninguno. Mi delineador seguía intacto, al igual que el rimel, y agradecí haber gastado una considerable suma de dinero en el nuevo invento: Maquillaje que no se corre con el agua.

_Beth no me creerá esto. Siquiera yo sé si me lo creo._ murmuré a mi reflejo, muchos más ordenado que antes. Junto a mi ropa vi que había un par de calcetines hechos bolita, tenían corazones rosados. Volví a preguntarme de donde había sacado todo eso, y cuando un malestar se alojó en mi estómago, dejé la idea, simplemente dando gracias al cielo de la suerte que estaba teniendo.

_¿Todo bien?_ Gabriel habló del otro lado de la puerta, casi provocando que me resbalara.

_Si, ya salgo._ sujeté mis cosas con un brazo, y en la otra mis zapatillas empapadas, y abrí la puerta. Gabriel estaba apoyado en el mueble frente a la puerta, y sus ojos verdes no fueron sutiles al examinarme de pies a cabeza. Creí que se había demorado un par de segundos más de lo necesario ahí donde la camiseta se ajustaba, pero me concentré en no sonrojarme, tarea que no pude cumplir.

_Ahora hasta tienes color en las mejillas._ sus ojos quedaron en los míos por un instante, antes de tomar la ropa mojada de mi brazo.

_Déjala sobre las sillas, algo tendrá que secarse._ Felix soltó, ahora acostado en donde estaba antes, aún con la baqueta en su nariz._ Oye, te queda bien._ cerró uno de sus ojos pardos, divertido._ ¿Esa ropa es de Jane?_ preguntó curioso. Esperé atenta a la respuesta de Gabriel.

_Si. Ya sabes, se las arregló para meterla en mi bolso, según ella para que recordara llamarla de vez en cuando._ pasó junto a mi hacia los asientos de la mesa._ Supuse que te quedaría._ asentí. No tenía idea de quién era Jane, y para evitar el estúpido sentimientos de celos, lo dejé estar. Colgó mi ropa y casi al mismo tiempo que terminó, Stephan, Eric, Jacoby y Peter salieron del pasillo, dejando la cortina abierta.

_Vaya, me gustan esos pantalones._ comentó Eric cuando pasó junto a mi, antes de abrir la pequeña nevera bajo el sillón donde estaba Felix, comenzando a sacar una cerveza tras otra, hasta que extendió una hasta mi.

_Gracias. Aunque me siento sacado de un video de Poison._ De reojo vi como Gabriel sonreía de lado, y los demás reían abiertamente. Se echaron sobre los asientos, excepto Peter, quien abrió una puerta corrediza cerca del sector de los conductores. Un equipo de música negro se asomó. El chico lo prendió y casi al instante comenzó a sonar la introducción de una de las canciones de Motley Crüe.

_Así te sientes más cómoda._ sin poder evitarlo, y como si se tratase de alguno de mis amigos, le saqué la lengua como jugarreta._ Hey! Guarda esa lengua para otros usos._ dijo divertido y me respondió de la misma forma. Felix se puso de pie de un salto, bebió al seco todo el contenido de su botella de cerveza, y se excusó para cambiarse de ropa, dejándome a merced de los cinco otros chicos que comenzaron diferentes conversaciones cruzadas sobre el clima, el sonido del concierto y los instrumentos.

Me sentía como una cámara, no me atrevía a participar en sus conversaciones o a preguntar cuando alguna duda venía a mi mente, sólo observaba como cual reportero observa a una especie animal en su hábitat natural. Mi silencio me dio tiempo para aterrizar firmemente los pies en la tierra. Realmente me encontraba en el bus de Total Nightmare, mi banda favorita, observándolos mientras hacían sus cosas cotidianas, sorprendiéndome a mi misma por el autocontrol que estaba teniendo. Tal vez me había mentalizado durante tantos días, que si cumplía mi cometido, debía estar calmada y actuar como si no estuviese locamente enamorada de su música, como si no tuviese el nombre de unas de sus canciones tatuada en la espalda, como si no fuesen la mejor banda que alguna vez hubiese escuchado.
Inhalé hondamente antes de volver a enfocar mi vista en la realidad, no tan lejos de mis sueños más aventureros y alocados. Eric y Jacoby habían desaparecido, dejando sólo a Stephan, Peter y Gabriel en los sillones, los tres muy entusiasmados conversando de lo que supuse era una banda emergente de la cual nunca había escuchado.

_Puedes acercarte, no muerden._ di un pequeño salto al escuchar a Felix tras de mí. Por la temperatura dentro del bus no era necesario llevar chaqueta o polerones, aunque Felix parecía no querer usar incluso camiseta. Su torso estaba desnudo y sólo unos jeans oscuros le cubrían el cuerpo._ No me quedan camisetas limpias._ comentó casi leyendo mi mente. Desvié la vista rápidamente pero ya era demasiado tarde, mis mejillas habían tomado un color rosa, lo podía sentir. Una sonrisa se alojó en su rostro.

_Lo siento._ aclaré mi garganta y crucé mis brazos sobre el pecho. El baterista simplemente me despeinó mi cabello negro, dándome cosquillas ahí en los hombros, donde llegaban las puntas mojadas.

_Hey, ¿Dónde están los otros dos?_ preguntó antes de lanzarse junto a Gabriel en el sillón, para luego golpear el espacio que había entre ellos dos, mirándome._ No te quedes ahí de pie, Mia, ven acá._ controlé firmemente los golpeteos de mi corazón. Esa era la razón por la que seguía de pie, no quería, o más bien, no me atrevía a sentarme junto al chico castaño de ojos verdes. Como es normal, toda chica tenía un integrante que te hacía creer que estarías soltera por un buen tiempo, con tus expectativas muy altas como para fijarte en un chico común y corriente a tu alrededor. Ese chico, para mi, era Gabriel Santos, violinista de Total Nightmare. De ojos verdes claro, el cabello castaño ahora oscurecido por estar aún húmedo, nariz en proporción a su rostro de tez clara, una sonrisa que, cuando se mostraba, me hacía perder el aire. Alto, un poco más del metro ochenta, cuerpo firme y bastante atractivo para el sexo opuesto. Veintitrés años y un talento en el violín muy admirado en el ámbito musical.

El sonido de un fuerte trueno hizo que despertara, una vez más, de mis pensamientos. Debía dejar de hacerlo, perdía preciosos minutos de este momento que seguramente no volvería a repetirse. Felix me miraba divertido cuando me fijé en él, y no pude hacer otra cosa que susurrar un suave “¿Qué?”, demasiado cohibida como para reaccionar a su mirada.

_Nunca había visto un nombre mejor puesto que el tuyo._ Stephan y Peter sonrieron ante el comentario, Gabriel estaba fuera de mi campo de visión._ Te decía si estabas lista para un par de personas más en el bus._ miré confundida a los chicos del sillón del frente, buscando una explicación, pero sólo sonrieron, divertidos de mi expresión supuse._ Vendrán otras dos bandas, ya sabes, cervezas, música, conversaciones aburridas._ se encogió de hombros sutilmente.

_Eso es genial._ comenté controlando el grado de excitación en mi voz. No sabía que bandas vendrían, pero seguramente los había escuchado alguna vez, y ahora tendríamos una mini fiesta en el bus de mi banda favorita. Realmente sopesé la posibilidad de que al torcerme el tobillo, caí y me di un golpe en la cabeza que me tenía alucinando, y seguramente mi padre y Beth estaban a ambos lados de la camilla, preocupados con mi madre al teléfono.
Estaba concentrada en la historia de Peter acerca de su novia, de cómo había reaccionado cuando le dijo que se iría de gira por ocho meses alrededor del país, cuando sentí un leve cosquilleo en mi nuca. Mi cabello estaba siendo movido por algo, y yo no podía ver qué era exactamente. Agradecí que ninguno estuviese atento a mi rostro cuando miré de reojo hacia Gabriel. Su brazo izquierdo estaba estirado por el respaldo del sillón, y era su mano la que movía mi pelo, provocándome cosquillas. Tenía la vista fija en Peter y parecía concentrado en la historia relatada. Todo mi cuerpo se quedó quieto, temiendo que si hacía algún movimiento su juego terminaría. Ignoré el fuerte golpeteo de mi corazón retumbando en mis oídos por largos minutos, hasta que fueron sus dedos acariciando la parte alta de mi cuello que me hicieron estremecer.

_¿Tienes frío?_ Stephan preguntó curioso. Negué suavemente, rezando que esa caricia no acabara, pero fue en vano. Gabriel se enderezó en su puesto, apoyando los codos en las rodillas y giró su rostro hacia mí. Una sutil sonrisa se dibujó en su boca, provocando un vuelco en mi vientre.

Otro trueno resonó en el cielo al mismo tiempo que la puerta del bus se abría, trayendo una ola de conversaciones y risas. El primero en entrar fue Eric, y para mi sorpresa, tras él venía Spencer Graham, vocalista de Last Breath. La chica era delgada, alta, de cabello negro rapado a los costados y un enorme jopo como peinado, era realmente atractiva, y me hizo sentir como un bicho extraño. Su banda siguió entrando, saludando a los chicos y saludándome a mi, sin detenerse a preguntar quien diablos era. Segundos después entró Jacoby con cinco chicos que me parecían vagamente familiares. Debían tener mi edad, no mucho más, y parecían encantados de compartir una noche con Total Nightmare. Genial, ya no sería la única. Rápidamente el lugar se llenó, mientras Inception me saludaban, presentándose por el nombre, nombres que obviamente olvidé al pasar la noche, recordando sólo el del bajista, Matt, y del baterista, Boby. A modo de protección me quedé apoyada en la pared frente al baño, de brazos cruzados, mirando como todos conversaban animadamente de cosas que yo no tenía ni el más mínimo conocimiento.
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Insisto, me cuesta mucho cortar la historia, por que no fue escrita por capítulos, pero espero les siga interesando (:
Se agradecen comentarios/críticas, etc :)