Groupie (with the sex)

Capítulo VI.

Fue como si taparan mis ojos con una venda, la oscuridad ahí era casi absoluta, excepto por la rendija de luz que entraba bajo la cortina, iluminando el suelo de medio pasillo. Quise preguntar qué hacíamos ahí, pero mi voz me había abandonado._ ¿Alguna razón en particular por la cual siento tu pulso en la palma de mi mano?_ mi espalda quedó pegada a lo que supuse eran las camas, con una de las divisiones a media columna. La punta de mis pies estaba frente con las suyas, delatando que había sido él quien me llevó hasta esa posición. Entre la espada y la pared.

_¿Qué? No, no…_ mi voz dudó un poco, tratando de encontrar alguna excusa coherente, algo menos psicópata que confesarle cuan nerviosa me ponía._ Le temo a la oscuridad._ mis ojos miraron alrededor al decir eso, demasiado apresurado. De apoco pude distinguir entre una cama y otra, su figura se dibujó ante mi, no ayudándome a controlar mi corazón desbocado. Con dificultad pude ver que Gabriel sonreía.

_No te preocupes, lo más peligroso en esta oscuridad soy yo._ mi vientre dio un vuelco al escucharlo decir eso.

_¿Se supone que debería calmarme?_ otra vez el sonido de su risa me provocó escalofríos. Era ronca, baja, y extremadamente incitante. Algo dentro de mi se movió y tuve que alejar los pensamientos que poco a poco se agolpaban en mi mente.

_Todo lo contrario._ su mano, aún sujeta a la mía, subió por mi antebrazo lentamente, como si el tiempo no importase. Llegó hasta mi hombro y con una caricia perfecta rodeó el costado de mi cuello. Creí que perdería el equilibrio, o aún peor, el control sobre mis nervios. Su mano estaba tibia justo sobre mi pulso, su pulgar comenzó una lenta caricia por la orilla de mi rostro._ Ahí está. ¿Segura que no tienes problemas al corazón?_ el tono que usó era divertido, se la estaba pasando bien haciendo que me pusiera nerviosa.

_Si dejaras de tocarme tal vez se calmaría._ susurré con el tono más firme que podría sacar. Sus ojos verdes se achicaron un poco, mirándome con concentración. Inhalé hondamente, pero el roce de su mano contra la sensible piel de mi cuello era más fuerte. Su mano retrocedió un poco, bajando por mi clavícula. Me apreté contra la separación de las camas al sentir su pulgar delineando mi labio inferior. ¿Qué se supone que debía hacer?. Mi mente no dejaba de creer que esto era otro de mis sueños locos, pero se sentía tan real… Comenzó a jugar, separando mis labios y dejando que se juntaran una vez más antes de volver a hacerlo. Casi lo había hecho un quincena de veces cuando su otra mano tomó mi cintura firmemente y su cuerpo se inclinó hacia el mío. Mis piernas se sintieron débiles cuando con movimientos cortos y expectantes su cuerpo se acercaba a mí, al punto que sentía la presión que hacía. Su mano en mi cuello levantó mi barbilla y sentí su tibia respiración en mi rostro. Lo iba a hacer, realmente lo iba a hacer. Algo hizo clik en mi mente. Si esto pasaría, si esto de verdad ocurría… debía saber reaccionar._ ¿Qué te toma tanto tiempo?_. Una de sus cejas se alzó.

_Me cercioraba que no te daría un infarto si hacía esto._ Y lo siguiente que sentí fue la presión de su boca contra la mía. Su pulgar bajó mi labio, dándole el espacio necesario para intensificar el beso. Crei derretirme cuando sentí su lengua encontrándose con la mía, sacándome el aire de los pulmones, lo que sonó como un leve gemido entre nuestro silencio. Gabriel respondió al sonido apretándome por la espalda baja, respirando hondamente entre besos. Mi mente no era capaz de procesar la situación, las sensaciones se habían apoderado de todo mi cuerpo, entre escalofríos y fuertes contracciones de nerviosismo en mi vientre, hasta fuertes emociones. Era Gabriel Santos besándome en firmeza, llevando la situación totalmente por su cuenta.

_Wow! No esperaba esto._ un vacío se apoderó de mi pecho cuando Gabriel se separó de mi, con una expresión entre cabreada y divertida. Felix nos miraba apoyado en la pared, abriendo un poco la cortina._ Continúen, aunque te sugiero la sala de ensayos, Gabe, alguien vendrá a lanzarse a alguna cama._ chasqueó los dedos hacia él y volvió a desaparecer por la cortina. Aproveché el descanso para inhalar hondamente, con el olor de Gabriel intensamente en mi nariz. Los labios me escocían y mi corazón parecía al borde de la taquicardia. La cual se intensificó aún más cuando su mano quitó un par de cabellos que habían caído sobre mi rostro.
_Ven acá._ sus brazos firmes volvieron a acercarme a él, me giró un poco y comenzó a caminar hacia la puerta del final del pasillo a mi espalda, la sala de ensayos, supuse. Su boca encontró mi cuello, ahí donde el pulso comenzó a saltar desbocado por la caricia, incliné un poco mi cabeza hacia atrás como reacción, al mismo tiempo que una de sus manos se alejaba de mi cuerpo y con un suave chasquido abrió la puerta. En dos pasos el sonido de la música quedó totalmente silenciado, parecía tener aislantes._ De vez en cuando Felix tiene buenas ideas._ no pude evitar sonreír ante su comentario. Ahí dentro la oscuridad era casi más densa que en el pasillo, pero eso no impidió que viera el sillón que recorría toda la parte trasera de la sala, a unos tres o cuatro metros de la puerta. En el centro había una mesa rectangular que parecía ser desarmable. Un par de guitarras, bajos, una batería de ensayos y dos violines estaban acomodados por todas las paredes. Mi vista quedó clavada en un violín que se veía mucho más delgados que los demás, casi de juguete._ ¿Te gusta?, es mi nueva adquisición._caminó hasta el violín y lo tomó entre sus manos. Volvió a agacharse, supuse que para tomar el arco, y cuando se irguió en todo lo que daba su figura, el instrumento estaba bien acomodado en su hombro. Iba a tocar, realmente iba a tocar ahí, justo frente a mí.

La melodía que comenzó a sonar me erizó la piel de los brazos y de la nuca. La mayoría eran tonos menores, blancas y negras, tocadas con precisión y sentimientos. Su vista estaba clavada en algún lugar del suelo, mientras su cuerpo se mecía al ritmo de las notas. Un cambio en las notas, ahora las mayores sustituyendo a las melancólicas menores, provocaron un escalofrío en mi. No podía tocar tan bien, tan lleno de sentimientos, tan plenamente.
Tocó por al menos dos minutos antes de terminar con un largo mi menor, alzó la vista hacia mí y una media sonrisa se dibujó en sus labios.

_Eso acaba de nacer._ alcé ambas cejas, demasiado sorprendida como para hacer algo más. ¿Realmente lo había improvisado?

_Me diste escalofríos._ murmuré. Se agachó a dejar el violín donde estaba antes, se pasó ambas manos por el cabello antes de dar lentos pasos hacia mí y tomarme por la cintura._ ¿Te han dicho que eres extremadamente bueno?_ su sonrisa se ensanchó, tomándole ambos sentidos a mi pregunta.
_Muchas veces._ sentí la fuerza de su mirada en mis labios._ Tu besas bien._ y su boca volvió a apoderarse de la mía, esta vez bajó sus manos hasta mis muslos, por donde me tomó y con un rápido movimiento me vi sentada sobre la mesa._ Demasiado bien diría yo._ su boca me atrapó, mientras mis piernas se enrollaban en su cintura, dejándolo entre ellas.
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ITS COMING. Just sayin'
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