Vengeance

002.

Una brisa fría terminó por sacarme del letargo matutino, comenzado a estirar cada músculo de mi cuerpo, sintiendo las sábanas suaves resbalar por mis costillas… y dejando mi abdomen desnudo a merced de la corriente. Un cosquilleo me recorrió por completo al no reconocer ese ambiente. Jamás dormía con mi ventanal abierto, y mucho menos sin ropa… y tampoco había un baño en mi habitación. El suave sonido del agua caer en la ducha terminó por ordenar mi mente.

No estaba en mi casa.

No estaba sola.

Definitivamente no estaba en mi cama.

La cabeza me zumbó al abrir los ojos de golpe, como una oleada de sensaciones inyectándose por cada célula de mi cuerpo, sobre todo en mi memoria. Ahí las imágenes se acomodaban, un puzzle mental, que terminó con el fuerte estremecimiento de mi estómago. La llave se cerró. Mi espalda se apegó al respaldo de la cama, sujetando las sábanas contra mi cuerpo, tapándome.

Traía sólo una toalla sujeta en la cintura y su cabello goteaba por los hombros, pasando por su abdomen firme donde horas antes había perdido mis manos y mis labios, incluso creí ver una marca cerca de su clavícula, volví a apretar la blanca tela hacia mí, tratando de ignorar la casi imperceptible punzada de dolor en esa parte de mi cuerpo.

_Buenos días._ su voz sonó algo ronca, pero el tono era completamente natural. Un día más en su diario vivir, como si no tuviese a una chica desnuda en su cama. Sus ojos verdes se quedaron fijos en los míos por largos segundos, hasta que el revoltijo de nervios de mi estómago hizo que bajara la vista.

_Hola._ logré decir cuando encontré la voz en algún rincón de mi garganta. La sentía ácida, incómoda, al igual que la boca de mi estómago. Insignificante, totalmente vulnerable en mi posición. Dios, ¿Dónde estaba mi ropa? Los ojos comenzaron a escocerme, y el nudo en mi garganta comenzó a sentirse más pesado.

El peso de su mirada me provocaba escalofríos, sumándolo con el viento frío que se colaba por la ventana del piso 19. El puzzle seguía acomodando piezas, recuerdos, sonidos que causaban hormigueos en mi abdomen, sensaciones que me recordaban una sola cosa: Lo había echo por primera vez. Con Cam. Había dejado mi virginidad con Cam.
Como fuegos artificiales recordé las miles de veces que me recordé vehementemente que debía olvidarlo, sacarlo de mis posibilidades. Cam es imposible, está totalmente fuera de tus posibilidades, eres sólo una niña para él, su hermana pequeña.

_Hey…_ su voz sonó algo lejana, pero se encontraba junto a mi, sentado justo donde terminaban mis pies encogidos contra mi cuerpo. Traté de borrar un poco de lo que sentía de mi mirada, pero supe por su expresión que no había funcionado. El verde de sus ojos pareció opacarse, sus labios se separaron un poco antes de que se pusiera de pie casi de un salto, asustándome._ Oh Dios…_ gruñó._ ¿Por qué no me dijiste?_ me dio la espalda, donde se le marcaban un par de líneas enrojecidas._ ¡Maldición!_

_Cam..._ se llevó las manos a la cabeza, y cuando se volvió hacia mi se veía… dolido.

_¡Hubiese sido más suave!_ su voz sonó fuerte. ¿Por qué sentía como si prendieran fuego en mi vientre?._ Soy un imbécil, debí darme cuenta, debí…

_¡Cam!_ el verde atormentado parecía querer traspasarme. Tenía los ojos enrojecidos por la falta de sueño, y de su cuello resaltaba una vena. Traté de inhalar hondamente, no sabía qué quería decir. Solo tenía un revoltijo de pensamientos y sensaciones, una sobrecarga de estimulación que no encontraba como canalizar._ No grites, estoy bien. No hay daños en el material._ solté sonrojada, analizando inconscientemente mi cuerpo, estirando algunos músculos, revisándome mentalmente. No dejé mi conciencia mucho tiempo bajo mi cintura, sentía algo adolorida la espalda y tal vez los muslos, pero nada más allá de eso. El mayor daño que podría producirse no era físico, en absoluto.

Sin quitarme la vista de encima se sentó junto a mi, totalmente absorto en sus pensamientos. Tenía la mandíbula tensa, casi tan tirante como mi vientre en el momento preciso en que tomó mi rostro con una de sus manos. Estaba frío, era una estatua de mármol a mi lado, una que respiraba y hablaba.

_No quería…_

Ahí estaba, el peor daño no podía ser físico. Ingenua. Traté de buscar mi ropa con la vista, pero no se veía por ningún lado.

_... este modo._ alcé la vista sólo para ver como sus ojos se veían extraños, confundidos._ No así._ ¿Qué había dicho?, me maldije por ignorar parte de sus palabras, por perderme en el nudo que había vuelto a mi garganta._ Lo siento._

_Todo bien, Cam. Sólo… quiero mi ropa._ al parecer no se esperaba esa reacción, ya que le costó un par de segundos reaccionar antes de ir hasta los pies de la cama, inclinarse hacia el suelo, marcando ese maldito hueco en la parte baja de su espalda, y volverse con mi sujetador, mis bragas y mi jumper. Al humedecer mis labios los sentí hinchados y algo doloridos, y sólo ahí pensé en el aspecto que podría tener.

_Puedes…_ apuntó hacia la puerta del baño. ¿En qué momento había aprendido a leer mis miradas?

_Gracias._ me alcanzó la camisa que había traído puesta la noche anterior, impregnada en su olor, una mezcla entre perfume y a su propia piel.

Bajo su mirada intensa caminé hasta el baño, solo cubierta con su camisa y con mi ropa bajo el brazo, anhelando una fuerte ducha tibia, que esperaba se llevara parte de los muchos pensamientos que tenía como torbellino en mi cabeza.
Me quedé largos minutos bajo el chorro de agua tibia, relajando algunos músculos y llevándose los restos de su aroma en mi piel. Al comenzar a enjabonarme reparé que mi muslo izquierdo tenía unas líneas rojas marcadas, dedos, era su mano…

_¿Todo bien?_ su voz traspasó la puerta, la cortina y el agua, y llegó al mismo tiempo que trataba de disgregar las imágenes formadas en mi mente por esa marca.

_Aún viva._ cerré las llaves y me enrollé en la toalla blanca que estaba sobre el váter, que no había estado ahí antes. O sea que entró mientras me duchaba. Controlando el hormigueo de mi vientre me arreglé el pelo con los dedos, tratando de que no quedara como un completo desastre, me sequé el cuerpo en forma rápida y me puse la ropa, estirando un poco mi jumper, que al parecer no fue tratado con el mayor de los cuidados la noche anterior.

Al salir de la habitación lo vi sólo con sus jeans negros ajustados, con una sudadera del mismo color, y descalzo, haciendo la cama. Había abierto las cortinas que se balanceaban por el viento, dejando el panorama del balcón con vista a la cuidad. Sólo cuando cerré tras de mi se volteó a verme.

_Creí que te habías ahogado._ su sonrisa sólo quedó en sus labios, pues sus ojos y mirada se veían taciturnos, confundidos, peor no quería reparar en eso.

_Me relaja el agua._ Dejé su camisa a los pies de la cama recién hecha y comencé a ponerme mis botas, y sólo ahí me fijé que junto a ellas estaba mi celular, con…_ Maldición._ quince llamas perdidas de Claire, y dos de mi hermano. Casi salté cuando sentí a Cam sentarse a mi lado. Parecía casi tan preocupado como yo._ Creo que debo ir a casa._ terminé de calzarme las botas y divisé mi bolso sobre su escritorio.

_Te iré a dejar._ soltó mientras sacaba su chaqueta de cuero del closet. No, no quería estar más tiempo con él en esta situación.

_Transporte público. No es necesario que me vayas a dejar._

Busqué mi reflejo en el pequeño espejo sobre el mueble, no tenía mucho maquillaje encima, pero no asustaba. Terminé de guardar mis cosas en mi bolso y comencé a caminar hacia la puerta del departamento, hasta que su mano se enrolló en mi muñeca, con fuerza.

_Oye._ un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo al sentir que me acercaba hacia él, me volteó por la cintura y me dejó con su vista clavada en la mía. Ninguno dijo nada, se veía completamente confundido y yo sólo quería salir corriendo, ahogar ese nudo que me cerraba la garganta y esconderme en mi cuarto por días.

_Me tengo que ir._ solté después de largos minutos de sólo mirarnos. Hizo el ademán de acercarse, pero sólo asintió y soltó mi muñeca._ Nos vemos._

E incluso antes de escuchar su respuesta ya caminaba a paso apresurado hacia el ascensor.
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Comentarios y críticas son bien recibidas (:
Xavi.