A different place, a different life

Así que se llamaba Samantha.
La miré otra vez, pero con más detenimiento.
Llevaba un piercing en la nariz, pero de los que son un aro, llevaba también más de un agujero en la oreja y un pequeño tatuaje detrás de la oreja.
-“¿Es el triángulo de las reliquias de la muerte?”-me pregunté, pero sí, era eso.
Paré de hacerle el estudio porque giró la cabeza en mi dirección y fingí que estaba leyendo un fragmento de un poema que había colgado en la pared:
-Hola-dijo la chica-¿Qué tal?
Me quedé asombrado, aparte de lo que había tardado en contestarme, porque parecía haberle costado pronunciar esas palabras.
-Bien, y ¿tú?-pregunté con educación.
-Hasta los huevos de este sitio-confesó-quiero largarme de aquí.
Me quedé tan sorprendido que no me cercioré de que mi profesora me estaba llamando:
-¿Perdón?-pregunté lo más inocentemente posible, pero hizo que toda la clase se riera.
-No le voy a castigar, señor Sykes, ya que es su primer día en este instituto-dijo con dureza- así que repetiré la pregunta: ¿De qué obra y autor se trata este fragmento?
Tanto la profesora como yo inspiramos profundamente hasta que empezó a dictar la frase:
“¿Es una daga ésto que veo ante mí
Con la empuñadura hacia mi mano? Ven, déjame tomarte.
No te tengo, y aún así te estoy viendo.
Visión fatal, ¿acaso no eres tan perceptible
Al tacto como a la vista? ¿O no eres más que
Una daga del sueño, una falsa invención
Producto de la mente febril?
Te veo, de forma tan palpable
Como ésta que ahora desenvaino.
Tú me señalaste el camino a seguir
Y qué instrumento habría de usar.
Son mis ojos la burla de los otros sentidos
O por sí solos valen más que todos el resto. “
Medité el trozo de la obra que me habían dictado hasta que seguro de mi respuesta, le contesté:
-Es un fragmento de la obra de Macbeth, de William Shakespeare.
Eso iba a ser lo que iba a decir, antes de que me interrumpieran.